No sé si hace tiempo nuestra bonita ciudad de Sevilla era mucho más bonita, pero seguro que sí más auténtica.
No existen gustos dónde casi todo cabe y si ha “entrado”el coloso de la Pelli como alma gemela futurista de la Giralda vista desde el Aljarafe, seguro caben otros cambios. Pero con ellos se pierden costumbres, siempre pasa…
Los más contemporáneos del lugar seguro que recuerdan como existían plazas y esquinas como punto de partida de un agradable paseo que hoy pasan totalmente inadvertidos. Lugares con historias cinceladas por el paso del tiempo.
Del Britz al Coliseo, se decía.
Esa Sevilla sin exceso de luminosos y establecimientos y con joyas como el Café Gran Britz que, aunque algo elitista, como lo era la época, contenía esa esencia romántica.
Nadie quería perderse un rato en uno de los cafés más importantes de la ciudad, ni tan siquiera aquel toro que escapó un día en el puerto. Y así fue hasta 1960.

A partir de ahí, intentos de comercios hasta ser una franquicia la que hace de “bajo” de la fachada del gran Aníbal González.
Y es curioso como un local que lleva el nombre de instrumentos muy apreciados por músicos de todo el mundo y coleccionistas de antigüedades puede llegar a morder nuestras entrañas. El progreso y Don dinero… otro elitista.

Si antes eran los magnates los que acudían a este lugar, hoy somos las ovejas los que vamos allí a dar de comer al magnate. Así cambian las ciudades, así cambia Sevilla.
Alguien, en sano juicio, rescató sus lámparas gracias a Dios y hoy cuelgan del techo de la Capilla de los Marineros para iluminar la Esperanza de todo un barrio.
Invitamos a todos a buscar ese punto del que hablamos del centro de nuestra ciudad ya que seria fácil poner una foto de su fachada actual para que lo reconozcan, pero de igual modo estaríamos haciendo un flaco favor al homenaje que intentamos hacer de aquella Sevilla y de este lugar en este humilde portal.
Por cierto, ¿saben qué era el Coliseo?. Un abrazo
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