Eso dicen los entendidos en la materia; yo, sin embargo, veo infinitas demostraciones que no confirman dicha regla.
Terminas justo cuando empiezas; comienzas en el preciso instante y lugar en el que concluyes, y todo casi sin ser posible apreciarte con los sentidos.
Conceptos en paralelo a ti intentan ser tú sin serlo, te imitan llevándote a la parodia, al chascarrillo barato pero sin ser consciente ni consecuente. Eres tan difícil…

Mucho se habla -de manera vacía en la inmensidad de los casos- de ti. Muchos, demasiados, se matan por ti e incluso matan supuestamente por ti. Mienten…
Un lujo que casi nadie puede permitirse o algo similar escribió el profesor Aragón y cuánta razón tenía… Eres tan difícil…
Y lo eres porque no existes. Eres etérea por definición; excusa por utilización; objetivo inalcanzable para el ser humano actual e incluso para los que nos precedieron pisando lo que nosotros pisamos ahora.
¡No os engañéis! Que nadie te engañe y sobre todo, no te engañes a ti mismo. Vivimos enganchados, conectados, explotados por la sociedad, por nuestros pensamientos. Vivimos sobre unos raíles marcados y nadie puede descarrilar sin ser penalizado.
¿Libertad? Y un carajo para todos nosotros.
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