Tras el encuentro del domingo surgen estas reflexiones que llevan nombre propio pero a la vez sirve para justificar una labor tan dura como vital como es la de Monchi y todo el equipo de scouting y fichajes.
Anthony Martial, extremo francés que con 16 añitos ya deslumbraba a toda Europa con sus actuaciones en el Mónaco, equipo donde debutó en la Ligue 1 y que posteriormente pasó al Lyon hasta que, a cambio de 80 millones de euros, dio el salto al todopoderoso Manchester United.
Muchos partidos de titular, otros saliendo desde el banquillo y acumulando 30 partidos con la ‘blue’ y dando buenos partidos.

Una mala temporada llena de problemas en el Manchester de todos, cambios de entrenador, fichajes,… y Martial desaparece de las alineaciones y todo esto, a la par que en el Sevilla, una plaga de lesiones nos deja en cuadros el ataque. Un ataque sin gol, sin velocidad, sin mordiente y una banda fija donde el Papu u Oliver ocupaban esas posiciones.
Duras negociaciones por un jugador consolidado, contrastadísimo y con fútbol y mucho gol. Incluso podríamos decir que muy ilusionante, tanto, que muchos creíamos que era una apuesta para intentar luchar por la mismísima utopía.
Dos meses después de su llegada, ni un atisbo de lo que se esperaba. Sus actuaciones se cuentan por decepciones, un solo gol y una asistencia y encima, sustituido en todos los partidos y en el de la Real, marchándose poniendo carita…
Por otro lado, y para terminar la reflexión, cabe destacar lo ridículo del fútbol ofensivo que propone Lopetegui donde ningún jugador de ataque destaca y todos parecen estar habitando entre la desesperación y el sopor.
Juntando todo, creo que nadie podrá decir que fue una mala decisión de Monchi ya que consigue negociar y traerle al entrenador, un jugador que encaja por posición en el esquema, contrastado y a un precio muy elevado para lo que son los sueldos de los futbolistas sevillistas. Pues nada, no cuadra.
¿Decepción? ¿Consecuencia del mal juego? ¿Mal fichaje?
Nos vienen a la memoria grandes fichajes que no cuadran en los equipos a pesar del estudio concienzudo previo y que difícilmente se pueden justificar más allá del manido fútbol es fútbol.
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