Hoy, Viernes de Dolores, tu/mi/nuestro Sevilla ha vencido por 4 goles a 2 al Granada.
Victoria pese a un árbitro negligente que desde el minuto 1 estuvo ninguneando al Sevilla y que culminó su intento de mangazo en el Sánchez-Pizjuán con el gol anulado a Rafa Mir por un choque sin más en el inicio de una jugada que dio lugar a otra jugada y luego a otra que acabó con el gol sevillista.
Se adelantó el Granada, con un buen gol desde fuera del área. Empató rápidamente Diego Carlos de cabeza a pase de lujo de Navas. La remontada era obra de Ocampos, no sin antes ser anulado por el línea. Pero este nuevo intento de robo fue abortado por el VAR. Luego llegó el 3-1 y aquí ya buscaron desde el VAR hasta que encontraron algo dónde rascar.
El empate a 2 llega tras varias ocasiones granadinas y un saque de córner. Ya sin Diego Carlos en el campo, retirado por lesión. Rekik también recayó antes del comienzo y parece serio.
9 minutos de alargue y ahí la grada apretó y el Sevilla anotó dos goles más. Papel fundamental del Papu, que revolucionó el ataque sevillista. Rafa Mir y el argentino sentenciaron el partido y ya nadie, ni con silbato ni desde el VAR pudieron evitarlo.
Pero más allá del atraco perpetrado, finalmente resuelto con victoria, este Sevilla desespera. Desespera al sevillista de toda la vida, al sevillista más reciente. Al que tiene el abono desde hace años y al que fue al estadio con el 50% de descuento. Desespera a los propios jugadores y desespera, seguramente, a parte del club.
Este Sevilla desespera a los grandes, que ven que pese a tener innumerables bajas durante toda la temporada, el equipo sigue arriba y eso les desespera. Y como se desesperan, empiezan las artimañas, los arbitrajes, los reportajes mal intencionados, los periodistas seleccionados…
Al ver que ninguna de las campañas terminan de hacer mella en la fe del equipo, pues se desesperan más.
Y todo esto, porque, pese a todo, este Sevilla de Julen, desespera.
Hoy, habiendo ganado, entre el árbtiro, el VAR y la inacción del presidente, salimos enfadados y desesperados.
Y el domingo viene la mafia al completo…el desespero.
Deja una respuesta