Despertar es imposible cuando ya es Viernes Santo y aún estamos ensimismados por lo que acaba de acontecer y pasar. La Madrugá…
Pues cansados, almas plenas de felicidad y llega la tarde mágica, la más trascendental. ¡Sevilla, que sale El Cachorro, pa Triana nos vamos ya!
El que nunca muere, eterno aliento, único Dios Verdadero, Gitano de la Cava y mil y una cosas más. Da igual cómo lo llames, Él es el que te va a llamar…
Tarde de Viernes Santo, tarde de Soledad, tarde de Carreteros, de Caídas por San Isidoro y Amortajado que irá. Se cumplen las profecías, ¡lo van a matar! Aunque nunca morirá…
Tarde de Calle Castilla, de Nazareno jorobao por el peso del Madero, de Vírgenes bonitas, de elegancia a rabiar. Tarde de O y Patrocinio, sí, Patrocinio y pare usted de contar.
Ya se acerca la hora, a estas, aún quedan muchos de La Madrugá por entrar, mucho que ver y sentir y disfrutar, y algún rosario caerá…
Se entrelazan los sentidos, se anidan sentimientos, eslabones del alma que forman escudo, cadena a la que agarrarse entre quejidos y lamentos.
Ya es Viernes Santo en Triana, todos atentos, no pierdan detalle del eterno momento, se quedará grabado para siempre, aunque pase sin Aliento, El Cachorro de Triana, camina a paso lento, camina hacia Sevilla mirando cielo trianero.
¡Gocen y recen!