Nos visitaba el Espanyol, en casa, Nervión, la Fábrica de Sueños del sevillista que en el último año natural ha sido más bien Fábrica de Pesadillas…
Y para pesadilla la que están viviendo los pericos donde ni Joselu, ni Sergi Darder, ni Puado, ni… consiguen sacar del agujero a un histórico que, jornada a jornada, está cavando su propia tumba.
El equipo de Mendilíbar disponía un once titular plagado de novedades con Gudelj y Rekik como pareja de centrales, con Navas y Telles en los laterales. Los mediocentros eran Pape Gueye y Rakitic con Oliver Torres por delante, Bryan y Suso en bandas y Rafa Mir arriba.
Una de las cosas que ha quedado muy clara es que no hay banquillo; el plan B como así se llama ahora, no funciona, no tienen nivel para un equipo competitivo como al que aspiramos.
Dmitrovic seguia en la alineación titular de Liga, a pesar de que se presupone que Bono será el que ocupe la plaza en Turín el próximo jueves en la Ida de las semifinales de la Europa League.
Con todo esto, pues casi lo inevitable; el Sevilla mal, incluso muy mal, y a pesar de adelantarnos con gol de Bryan Gil, el equipo demostraba sus limitaciones hasta que unos minutos después, Rekik y Telles hacían un poco de las suyas y empate en el marcador.
Y para calentar o desalentar al personal, Puado ponía en el 43 el 1-2 con el que nos íbamos al descanso con la sensación de desastre que acostumbramos este año.
Los cambios llegaron. Mendilíbar dio paso atrás en su idea y colocó a los titulares en el campo y aunque en líneas generales, el partido no fue nada bueno, con Ocampos y En Nesiry arriba las sensaciones son otras. Y en el 69, penalti a favor que se encarga el 5 argentino de anotar poniendo el empate en el marcador. Respiro.
Respiro pero no porque el punto sea bueno, si no por evitar el ridículo de perder en casa ante el penúltimo de la Liga y que esta cómo está.
Y así llegábamos al final cuando en un pase raso de Acuña que saltaba al terreno de juego para ocupar el extremo, fue rematado a portería por Pape Gueye al que, incluso con sus evidentes limitaciones futbolísticas, ayer fue el jugador más decisivo al recibir el penalti que anteriormente nos valió para empatar. Y gol!!!
Tres dos, y solo quedaba el descuento, respirar hondo, ligera euforia por los 44 puntos y decir adiós a una Liga que pocos buenos ratos os ha hecho pasar y poner todos los esfuerzos es una eliminatoria que nos puede volver a llevar a la gloria.
Próximo destino: Turín.
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