Podría conocer tu silueta en cualquier rincón. Es inconfundible. Un perfil majestuoso, un contorno exquisito. Si de lejos te diviso, te extraño. Si de cerca te pienso, me seduces, cautivándome.
¿Pero, qué se siente al rozar el cielo azul sevillano? ¿O es el mismo cielo quien de acariciarte no cesa? Decidme azucenas, ¿el amanecer os atrapa o la caída del sol os apresa? ¿Qué tal se ve allá en lo alto la hispalense? Dime pues Giraldillo, fe victoriosa, tú que cuentas con el privilegio de saborearla en los cuatros sentidos.
El Puente de Triana me cuenta que no llega a ver tu cintura. Pero coquetea buscándote entre sus arcos, entre los círculos de sus rejas, siempre dudando en cuál de ellos se te ve más guapa. Me confiesa que cuando sus farolas fernandinas se encienden te encuentra iluminada y te sonríe. Porque aunque estés en la otra orilla, te venera, sintiéndote trianera.
El Patio de Banderas abre su pórtico y ahí apareces, esplendorosa, cual postal, acoge tu imagen, donde cobras protagonismo, entre naranjos, deslumbrante sin duda. Llamas a esta puerta gustosa, a sabiendas que siempre serás bien recibida.
El Patio de Banderas abre su pórtico y ahí apareces, esplendorosa, cual postal, acoge tu imagen, donde cobras protagonismo, entre naranjos, deslumbrante sin duda. Llamas a esta puerta gustosa, a sabiendas que siempre serás bien recibida.
Pareciera que los edificios se abren para que tu figura quepa en esa estrechez. Placentines da buena cuenta de ello. Presume a tu lado, con la irregularidad de sus tramos, dejando entrever partes de ti, cuando por momentos muestra fervorosa tu espléndida altura.
Diversas terrazas disputan entre sí tus mejores vistas. Te sentirás abrumada por cuánto derrochas. Es sin más un pequeño paraíso del que nadie quiere marchar. El día porfía con la noche, y no logran llegar a un entendimiento. Si estas bonita al alba, con las claritas del día, en las horas que preceden al crepúsculo, tu esplendor es de tal envergadura que desprendes luz, allá donde no la haya, pues es tan imponente esa iluminación nocturna que puedes alardear de ser torre vigía de la ciudad.
Desde la estructura de madera de Las Setas, una preciosa pasarela contempla distintas perspectivas, que se refugian en ti. A veces se encelan por no contar con tu altura pero finalmente se derriten al ser un digno mirador para poder contemplarte.
Si quieres admirarla de bien cerquita, cara a cara, frente a frente, sube, me susurraron las cubiertas de la Catedral, fieles confidentes. Pues la complicidad delatadora entre ellas, confiesan, ser privilegiadas de tan leal compañía. Una imagen sobrecogedora que invita a abrazarte sin más.
Si quieres admirarla de bien cerquita, cara a cara, frente a frente, sube, me susurraron las cubiertas de la Catedral, fieles confidentes. Pues la complicidad delatadora entre ellas, confiesan, ser privilegiadas de tan leal compañía. Una imagen sobrecogedora que invita a abrazarte sin más.
Y subí a verte, allá en lo alto, donde hallé remanso de paz. Sevilla estaba a nuestros pies y juntas podíamos contemplarla. La empatía una vez más te regalaba esa magia. Y pude entonces entenderte. Alminar que desprende siglos tras siglos belleza infinita.
Ya tomé una decisión. Seré tu fiel centinela, ocuparé una posición estratégica ampliando mi campo de visión. Aceptaré el rol gustosamente. Serás mi más sincera aliada. Todo sea por rondarte cerca, bien cerca…
Lourdes says
14 junio, 2023 at 12:06Cada día que visito lamorada más me llena y me encanta es como ver las imágenes de todo lo que va describiendo en poesía una maravilla .PATRICIA eres única con ese sentimiento que escribes nos transladas a los rincones más lindos de Sevilla nos transportas en el tiempo y en nuestra memoria.