
Podría conocer tu silueta en cualquier rincón. Es inconfundible. Un perfil majestuoso, un contorno exquisito. Si de lejos te diviso, te extraño. Si de cerca te pienso, me seduces, cautivándome.
El Patio de Banderas abre su pórtico y ahí apareces, esplendorosa, cual postal, acoge tu imagen, donde cobras protagonismo, entre naranjos, deslumbrante sin duda. Llamas a esta puerta gustosa, a sabiendas que siempre serás bien recibida.
Si quieres admirarla de bien cerquita, cara a cara, frente a frente, sube, me susurraron las cubiertas de la Catedral, fieles confidentes. Pues la complicidad delatadora entre ellas, confiesan, ser privilegiadas de tan leal compañía. Una imagen sobrecogedora que invita a abrazarte sin más.
