Y la carretera se puso empinada, maillot abierto, sobraba ya hasta el bidón.
La elegancia en bicicleta alcanzó la cima cuando el porcentaje picaba. Y vaya si picaba… y alcanzó la gloria. ¿La meta? El Olimpo ciclista donde ya estaba y donde ya descansa para siempre.
Se ha marchado el gran Federico Martin Bahamontes. Se nos fue el Águila de Toledo y su legado va más allá de aquel verano de 1959 y ese primer tour, de aquella primera hazaña que hizo posible que en España se viera el Tour de Francia de otra manera.
En mayo de 2018 Toledo, su ciudad natal, le rindió homenaje a su más aclamado ciclista en un acto que contó con los grandes del pelotón español Miguel Induráin, Carlos Sastre, Óscar Pereiro y Pedro Delgado, ganadores todos ellos del Tour de Francia.
Ese mismo día se mostró al mundo en el Miradelo una escultura del ciclista, obra de Javier Molina Gil.
En cuanto a su palmarés, Tour del 59 a un lado, fue segundo en el 63 y tercero en el 64, ganando 7 etapas y llevándose 6 premios de la montaña.
En la Vuelta a España fue segundo en 1957, ganando 3 etapas y dos premios de la montaña y en el Giro de Italia ganó una etapa y un Gran Premio de la Montaña.
Además, a su palmarés hay que sumar una ve campeón de España en ruta.
Y a todo esto, súmenle las maravillosas palabras que, en vida, todo el mundo le ha dedicado. Porque eso sí que es el mejor de los maillots que se llevará…
Descansa en Paz, Bahamontes, que como él decía, Federico Martín hay muchos…
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