Baño de fútbol, de realidad y de todo lo que se puedan imaginar.
El Real Madrid partía como claro favorito a pesar de que algunos periodistas que cubren la actualidad trataban de vender que en este tipo de partidos, el más necesitado solía ganar. Pues no.
Un Madrid sin Courtois, sin Militao, sin Alaba, con Valverde un poco “tocao” y con un Modric al que en algún momento le tenían que empezar a pesar los años se presentaba en la Final con las ideas muy claras y es que Carlo Ancelotti gestiona ese vestuario como nadie y tiene a Toni Kroos en un nuevo pico de grandeza, manejando los encuentros a su antojo y al ritmo que más le interesa a su equipo en cada momento. Si a eso le sumas una plantilla moderna, con el físico de Tchouameni y el despliegue de Fede Valverde, el alemán puede sentar cátedra en cada encuentro.
Atrás, un Rudiger imperial junto a un gran Carvajal junto al siempre seguro Nacho y Mendy.
Arriba, velocidad pura, potencia, regate y gol a ritmo brasileño con Vinicius y Rodrygo.
Y encima, un Lunin que ya demuestra el porqué fue fichado hace años quitándole el puesto a un Kepa inseguro al que la portería blanca parece venirle grande.
Y para rematar la faena, un banquillo donde Modric aún destila clase hasta calentando, Joselu que aporta sus cualidades y gol para otro tipo de partido, Brahim en estado de gracia y sobre todo, Camavinga, capaz de jugar donde le pongan y donde quiera, con 21 años y la sapiencia de un veterano y el físico de un atleta.
Y aún no hemos dicho nada de Jude, el británico es el líder de un equipo ganador, capaz de ser el pichichi de La Liga, el máximo asistente si se lo propone e incluso, el máximo recuperador del equipo. Calidad, físico, inteligencia, elegancia y gol todo concentrado en el fichaje de esta temporada a nivel europeo.
Enfrente, un FC Barcelona de un Xavi que aporta menos de lo que piensa y de lo que vende la prensa catalana exigida por el guion y que ve como un grandísimo jugador, no tiene porqué ser ese nuevo mito de los banquillos. Xavi no es Guardiola, ni tiene los mimbres del actual técnico del City. El fútbol evoluciona, cambia y el City gana porque tiene velocidad, físico y mucho gol, tres cosas de las que adolece este Barça al que le debemos sumar un portero suplente del montón, el no tener músculo en el centro del campo y mucho menos un recuperador de garantías y arriba… Más nombres que otra cosa.
La genialidad de Xavi es cambiar de posición a su mejor central, a su único gran central (Araujo) y desplazarlo a la banda para tratar de defender a un Vinicius más centrado (menos extremo) y dejar en el eje a un “vulgar” Kounde que echa de menos a su pareja brasileña en el Sevilla FC (Diego Carlos) y que ve como no llega junto al danés Christensen. Y por la izquierda, un novato que explotó y ahí se quedó, de momento, como Balde, al que han dado la responsabilidad del lateral zurdo demasiado pronto y se le hace cuesta arriba. Por delante, cerebro sin músculo: De Jong, Gundogan y Pedri. El neerlandés está muy lento en la construcción deteniendo demasiado el juego y pensando más de la cuenta el pase, un Gundogan de 34 años que sí pero que no y Pedri, el cual cada día es más bonito y menos efectivo.
Arriba, Lewandowski que necesita que se la den y no se la dan como deben, un Ferrán que no puede ser titular en un Barcelona grande y Sergi Roberto como emergencia porque parece ser el único que entiende lo que pide su mister, aunque con las limitaciones de un jugador de 30 años al que lo condenaron al lateral toda su carrera deportiva.
Si miramos al banquillo, Vítor Roque que acaba de llegar y se tiene que adaptar al fútbol europeo, Raphinha, que nada se parece al que explotó en la Premier y un Lamal Yamine con 16 años al que ya le quieren vestir con la camiseta de Messi y Messi solo hubo uno.
Ante este panorama, 4-1, con un Vinicius jr estelar leyendo los huecos en defensa, la pareja Kroos-Bellingham manejando los hilos de todo, acompañados de un Valverde que cansa solo de ver el despliegue por toda la zona central.
Así, el Barça se estrelló en un muro infranqueable y se vio desde el saque inicial desbordado y sin recursos para cambiar nada.
Hat trick de Vinicius, recuperado al 100% y con el partido medio decidido llegan los cambios para rematar a un sparring cualificado pero con los guantes bajos, sin defensa, que sin tirarla, arrojó la toalla a los 20 minutos.
Ancelotti regresa a España como el gran vencedor de este encuentro dejando muy tocado a un Xavi en el que ya no parece confiar nadie, empeñado en demostrar que esta empresa le viene gigantesca.