Tengo en mis manos un vaso de té helado para refrescarme en una mañana calurosa. Doy pequeños sorbos para hacerlo más placentero y me asomo a la ventana. Llueve pausadamente, las temperaturas bajan y mi pensamiento se tranquiliza al compás, se convierte en eunoia o algo bonito mientras trabajo.
Arancha Naranjo
I
Que te pasees por mis pensamientos y me alegres los días. Estado ilusorio, eunoia placentera.
II
Sonido de mar, agua salada en mi pelo y piel. Recuerdos de aquel verano que marcó mi infancia. Mi rincón favorito de mis pensamientos.
III
La abuela preparaba pan con chocolate. La tarde se había envuelto de nubes grises. La llovizna veraniega dejaba cierto olor a petricor. Se respiraba calma.
Rocío C Gómez
La eunoia que sentí al contemplar el atardecer no se puede describir con palabras. Cada tono de naranja y rosa se mezclaba en un espectáculo impresionante y silencioso. Sentí la paz interior y la belleza de la naturaleza en mi mente y corazón.
Manuela Sánchez
La esperé en el atardecer. Sin embargo , la noche cayó y se resistía. Ella mandaba. Fue entonces cuando un cielo plagado de estrellas me cautivó. La que dicen ser fugaz no se dejaba atrapar. Entonces, una luna recelosa brotó sublime, llena y anaranjada, acallándonos. ¿Paranoia o eunoia?
Patricia Delgado
“A la espera de la eunoia”, solo necesitó dónde dejar su corazón roto. Un paraje; en el que se encontrará a salvo hasta que un pensamiento agradable le permita abandonar el lugar para expresar la verdad… Desde la libertad.
Katy Núñez
I
Vivir vivo en la inopia
Mejor forma de de gozar,
gozar con la eunoia…
No, no es ninguna paranoia…
II
Abrazar los silenciosos estruendos del alma. Mudo en un mundo de fealdad.
Déjenme que navegue por el mar de la eunoia…
III
Eu… ¿qué?
Juanma García
En el jardín de la eunoia florece la alegría,
sus pétalos de bondad, tiernos y llenos de armonía.
En cada sonrisa, un destello de luz,
conectando corazones, sin tener que pedir.
Eunoia, dulce belleza, guía en nuestro existir.
La Morada IA
No caben malos presagios ni pensamientos en un alma en paz.
Bebe sin parar, sonríe sin final, piensa sin maldad y duerme como un bebé. He ahí la felicidad.
El Mendigo
Tempo de manuscribir, tempo que se agota hasta que vuelva a girar.
El reloj, herencia ancestral, único juez vital.
Mientras, Sevilla en el horizonte. Sevilla.. ¡ay!
Rey San Fernando
Irme a la cama pensando en ti,
levantarme tras haber estado contigo.
Ángel Salgado I
La mente como espacio infinito,
dormir para soñar, estando ausente.
Recargar despierto, vivir el presente,
mientras dura un pensamiento bonito.
Ángel Salgado II
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