Hinde Pomeraniec es periodista y editora argentina, además de conductora del programa Vidas prestadas, en Radio Nacional de Argentina. Es miembro a su vez de la Academia Nacional de Periodismo. También es autora de Rusos de Putin, un libro que ayuda a entender la Rusia moderna y quizás la Rusia que esté por venir.
No tengo mesita de luz, al menos no tengo lo que habitualmente conocemos como mesita de luz. Los libros que estoy leyendo me persiguen adonde voy; puede ser mi mesa de trabajo o la mesa en la que desayuno y ceno pero también el bolso que va conmigo a la calle. Nunca no estoy con un libro encima. Y nunca estoy leyendo solo un libro a la vez.
En estos días acabo de terminar de leer El vestido blanco, de la exquisita autora francesa Nathalie Léger, publicado por Chai, un sello argentino. En su estilo, Léger cruza la historia de Pippa Bacca, una artivista asesinada en 2008 mientras llevaba adelante una performance en la que hacía autostop vestida de novia con la historia de fracaso matrimonial de su propia madre. También acabo de terminar Los años Aira (Neutrinos), de Alberto Giordano, un crítico y docente argentino que es el mayor conocedor de la obra de César Aira, además de ser amigo personal del escritor desde hace más de 30 años.
Giordano tiene varios libros publicados a la manera de diarios íntimos (que suele hacer públicos en su cuenta de FB y luego lleva al formato libro) y este es el caso de Los años Aira, en donde con ese recurso pasa revista a dos o tres años de relación entre ellos, con encuentros regulares en bares y confiterías que son destellos y que generalmente ocurren en Buenos Aires.
También acabo de terminar La aventura sobrenatural, un libro escrito a cuatro manos por dos de las mejores narradoras argentinas, Esther Cross y Betina González, que investigaron durante varios años el período que va entre 1880 y la Primera Guerra y el modo en que la ciencia, la magia y el ocultismo se dieron la mano en historias espectaculares del más allá con protagonistas conocidos como Oscar Wilde, Yeats, Aleister Crowley o Stevenson y otros menos conocidos y profundamente interesantes como Alice James o William Stead. La narración fluye a través de breves capítulos que funcionan a la manera de magnéticos retratos de los protagonistas.
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