El Betis se enfrentaba una vez más al desafío europeo, pero en esta ocasión, la Conference League fue testigo de su nuevo tropiezo. El club verdiblanco no logró superar la barrera que lo separa de los éxitos internacionales, sumando otro fracaso a su historial. Incluso el gol de Bakambu justo antes del intermedio, que le otorgó momentáneamente la ventaja, no pudo cambiar el destino del Betis en Europa. El equipo perdió fuelle y terminó encajando un gol de Kaneko que selló su salida de la competición.
La incapacidad de reacción del equipo de Manuel Pellegrini fue evidente. Aunque la primera mitad dejó entrever momentos prometedores, la desastrosa planificación para encarar tres competiciones había dejado al Betis con un banquillo limitado y jugadores clave fuera de juego. Ni Fornals ni Chimy Ávila, refuerzos invernales, estaban disponibles, lo que condicionó las opciones de Pellegrini para cambiar el rumbo del partido.
El desencanto llegó a su punto máximo en la segunda mitad, donde el Betis no solo perdió el impulso inicial, sino que también sufrió la ausencia de Bakambu, autor del gol que les daba vida. La falta de recursos en el banquillo para revitalizar al equipo se tradujo en una paupérrima imagen, incapaz de inquietar al guardameta Nevistic del Dinamo Zagreb.
Incluso el auxilio del VAR, que anuló una acción de Bellerín sobre Hoxha que había sido castigada como penalti, no logró dar oxígeno al Betis. La tecnología no fue suficiente para cambiar la narrativa del partido, y el equipo verdiblanco quedó eliminado de la competición con una actuación que dejó mucho que desear.
La decepción fue mayúscula, y el fracaso resonó en las filas del Betis. Son ya demasiadas ocasiones en las que el club castiga a su fiel parroquia con desenlaces desalentadores en competiciones europeas. Los dirigentes tampoco contribuyeron a revertir la situación, con medidas erróneas en el partido de ida que transformaron el Benito Villamarín en un lugar sombrío.
La falta de consistencia del Betis en el ámbito europeo plantea cuestionamientos sobre la ambición del club y sus verdaderas aspiraciones en competiciones internacionales. ¿Vale la pena buscar la clasificación europea en LaLiga, si la historia suele culminar en decepción?
El partido ante el Dinamo Zagreb reveló carencias evidentes en el planteamiento del Betis. A pesar de un inicio activo de Abde, el Dinamo Zagreb mostró desde el principio que no se conformaría con defender. Petkovic, con un disparo de falta que desvió a córner Rui Silva, y un remate que besó el poste izquierdo de la portería bética, dejaron claro que los croatas no temían buscar oportunidades en el ataque.
El Betis logró ponerse por delante gracias a un error defensivo de los croatas. Aitor Ruibal, tras un desborde, dejó a Bakambu completamente solo para marcar con una espuela. Este gol parecía darle al Betis la vida que necesitaba para remontar la eliminatoria. Sin embargo, fue solo un espejismo.
Las malas noticias llegaron al comienzo de la segunda mitad cuando Bakambu no compareció sobre el césped, lo que obligó a Pellegrini a realizar un cambio rápido. Willian José ingresó apresuradamente, pero el Betis no logró encontrar su ritmo anterior. La única ocasión clara de gol en la segunda mitad, proveniente de una internada de Abde, terminó en nada debido a un mal remate de Fekir, ilustrando la falta de acierto del francés ante la portería rival.
El Betis, que ya mostraba signos de debilidad, recibió el gol de Kaneko, quien aprovechó la parsimonia de Roca y Miranda para empujar el balón a la red. A partir de ese momento, poco más sucedió en el partido, y si hubo alguna oportunidad de gol, fue para el Dinamo Zagreb. Este Betis, triste y deslucido en el escenario europeo, consumó un nuevo fracaso, esta vez a manos de un Dinamo Zagreb con un pedigrí limitado.
Este revés debería ser una llamada de atención para la entidad. No se trata solo de caer ante gigantes como el United; en esta ocasión, fue un Dinamo Zagreb el que también puso fin al sueño continental del Betis. La reflexión es inevitable, y el club deberá abordar las deficiencias evidentes que han llevado a este nuevo tropiezo europeo.
En definitiva, el Betis experimentó una vez más la amarga realidad de sus desafíos europeos. La decepción es palpable, el fracaso es innegable y la necesidad de una evaluación profunda es urgente. ¿Cuántas veces más el Betis castigará a su fiel afición con desenlaces similares? La respuesta a esta pregunta podría definir el rumbo del club en futuras competiciones europeas.
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