
En casa comprábamos un champú al huevo, consejo de la peluquera de mamá, para fortalecer el cabello. Todo era un invento de mercadotecnia. Aquello era una mezcla pastosa con olor a brea que había que diluir en agua para enjabonar. Claro que era mejor que el detergente que usábamos antes.
Calila
Aquella mañana no me sentía muy bien, tomé un par de huevos duros de desayuno a ver si recobraba las energías y salí a caminar para tomar un poco de aire… Por el camino, un dolor intenso atacó mi estómago, tan agudo como si cientos de agujas me atravesaran, caí al suelo, una palma apoyada en el pavimento y la otra en mi estómago, que se retorcía de tal forma que tuve que vomitar, ahí junto a mi mano, un huevo entero cayó de mi boca…
Manuela Sánchez
Era el producto estrella en sus dulces manjares, el huevo. De ahí, que todos los lleváramos a las monjitas de Santa Clara. Si lo hacías días antes de casarte, cuando el tiempo prometía lluvia, sus rezos irían destinados a qué ese día despuntara el sol y tal que así pasaba.
Patricia Delgado
Ya entiendo porqué nunca me invitas a comer a casa…
Ángel Salgado I
Lágrimas saltaron de sus ojos
al ver cómo se le caía.
Se quedaba sin su antojo
y sin saber qué cenaría.
Maldijo su enorme torpeza
y se rió de la tontería,
mientras abría una cerveza
y llamaba a la pizzería.
Ángel Salgado II
Tanto se los tocó, que se le acabó rompiendo uno.
Ángel Salgado III
Más quedar a comer huevos fritos y menos wassa con mensajitos.
Ángel Salgado IV
Llegó a casa y se encontró con un huevo estampado en el porche de entrada.
Al entrar, gritó: ¿Quién ha tirado un huevo por la ventana?
Y Thais, su compasiva y preciosa hija de 6 años le contestó: «Yo mamá, ya sabes que al búho del árbol grande le gustan mucho los huevos. Lo dejé para él.»
La Renacida