
El 24 de julio de 2025 quedará marcado como el día en que se apagó una de las luces más brillantes del entretenimiento deportivo. Hulk Hogan, nacido Terrence Gene Bollea el 11 de agosto de 1953, ha fallecido a los 71 años en su residencia de Clearwater, Florida, víctima de un paro cardíaco.
Se va un hombre. Queda el mito. Porque Hulk Hogan no fue solo un luchador profesional: fue la figura que convirtió la lucha libre en un fenómeno de masas, la cara visible de una era dorada y el símbolo viviente de una generación que aprendió a soñar entre su música de entrada, sus gritos de guerra y sus bíceps de 24 pulgadas.
La era de la Hulkamania
Tras debutar en 1977, su ascenso comenzó en 1983, cuando regresó a la entonces WWF (hoy WWE). Apenas un año después, en enero de 1984, derrotó a The Iron Sheik y se coronó Campeón Mundial. Nacía así la Hulkamania, un fenómeno que desbordó los límites del ring para colarse en la cultura popular. A partir de entonces, todo fue historia.

Su figura rubia, con pañuelo rojo, mostacho de herradura y mirada desafiante, encabezó los carteles más importantes del Wrestling durante más de dos décadas. Pero su punto más álgido llegó en WrestleMania III (1987), cuando logró lo que parecía imposible: levantar a André el Gigante frente a más de 93.000 personas en el Pontiac Silverdome. Ese momento, que aún hoy se recuerda con asombro, consagró a Hogan como algo más que un luchador: se volvió leyenda.

Durante su paso por la WWF, fue seis veces campeón mundial. Y en el cómputo total de su carrera, sumó doce títulos mundiales entre WWF, WWE y WCW.
Sus rivales
Hulk Hogan construyó su grandeza enfrentándose a gigantes, no solo físicos, sino simbólicos. A lo largo de los años protagonizó rivalidades memorables:
• André el Gigante, el desafío máximo y la coronación definitiva.
• “Macho Man” Randy Savage, amigo y enemigo, con quien protagonizó uno de los arcos narrativos más complejos de la historia del wrestling.
• The Ultimate Warrior, su relevo simbólico y quizá su derrota más recordada.
• Sgt. Slaughter, convertido en villano patriótico en tiempos de guerra.
• King Kong Bundy, The Iron Sheik, Kamala, The Rock… Cada combate con Hogan era un duelo entre mitología y músculo.

Pero no todo fue heroicidad. En 1996, reinventó su personaje al pasarse al bando oscuro en WCW y fundar junto a Scott Hall y Kevin Nash el New World Order (nWo). Como Hollywood Hogan, abandonó el rojo y amarillo para abrazar el blanco y negro, y de paso, revitalizó su carrera. Su rol de villano revolucionó el negocio y cimentó su condición de eterno protagonista.
Luces, escándalos y reality
Fuera del ring, Hogan no dejó de ser noticia. Su participación en Rocky III (1982) como Thunderlips lo catapultó a Hollywood, y en los 2000 protagonizó el exitoso reality Hogan Knows Best, donde mostró su vida familiar junto a su entonces esposa Linda, su hija Brooke y su hijo Nick.
En 2015, su figura sufrió un duro golpe mediático al filtrarse unas declaraciones con contenido racista que lo llevaron a ser apartado del Hall of Fame de WWE. Sin embargo, en 2018 fue readmitido y en 2020 fue nuevamente exaltado, esta vez como miembro del nWo.
En los últimos años, su cuerpo —castigado por décadas de exigencia física— pasó por más de 20 operaciones, incluyendo intervenciones de espalda, rodillas y caderas. En mayo de 2025 fue operado nuevamente del cuello. A pesar de las dificultades, Hogan había anunciado un nuevo proyecto: la creación de su propia promoción de lucha, Real American Freestyle, cuyo debut estaba previsto para agosto de 2025.
Fe y renacimiento
En 2023, Hogan vivió una transformación espiritual: fue bautizado públicamente y abrazó la fe cristiana evangélica. Ese mismo año contrajo matrimonio con Sky Daily, con quien compartió sus últimos años. En sus redes sociales se mostraba más sereno, alejado de la polémica y centrado en inspirar a nuevas generaciones.
El legado del mito
Es difícil dimensionar lo que significó Hulk Hogan para la lucha libre profesional. Fue el primer luchador global, el que llevó la WWF a la televisión nacional, el que vendió millones de camisetas, el que llenó estadios y encabezó los eventos más icónicos. Su carisma era inagotable. Su frase —“Whatcha gonna do when Hulkamania runs wild on you?”— quedó grabada en la memoria de millones.
Su impacto se extendió más allá del wrestling: influyó en la televisión, la política, la música y la cultura popular. Amado y criticado, fue siempre una figura imposible de ignorar.

Hoy, Hulk Hogan ya no está con nosotros. Pero su legado seguirá gritando desde cada ring, desde cada fan que se pone una bandana, desde cada niño que mira al espejo y flexiona los músculos creyendo que todo es posible. Porque, más allá de las derrotas y los escándalos, Hulk Hogan fue siempre eso: la posibilidad de soñar.
Descansa en paz, Hulkster. El ring nunca será lo mismo sin ti.
