Con la mirada puesta en el pasado, necesitaba un cambio, una metamorfosis profunda, aunque fuese obligada por las circunstancias. Renovarse o morir, ese fue el lema que quiso hacerlo su bandera para comenzar, aunque no sabía muy bien por dónde.Iniciar la casa por el tejado no era buena idea, y visualizar las expectativas a tan largo plazo tampoco, pues sabría que la desidia terminaría por derrotarla. En su cabeza comenzó a trazar el plan de actuación, como si fuera la estrategia de una guerra que tenía que comenzar por ganar la primera batalla.

Salió de compras, con la ilusión a flor de piel, con tantas ganas que terminaron por bloquearme el sentido común. No pasó del primer pasillo, cuando se quiso dar cuenta dentro de su cesta había de todo menos aquello a por lo que había ido.
Deshizo el camino recorrido y con más vergüenza que remordimientos fue colocando en su sitio todo aquello que impulsivamente recolectó sin orden ni concierto, solo con el tatuaje cerebral de :.
«Mañana es el día» pero como ya era costumbre el mañana nunca llegaba, o mejor dicho, llegaba pero nunca a buen puerto.
Así que respiro lo más profundamente que pudo, cerró los ojos y sacudió la cabeza en un gesto de ahuyentar las tentaciones que le parecían más visibles que de costumbre.
Decidió pasar al mecanismo de evitación, era lo más seguro para salir de aquel laberinto airosa. En la primera batida por aquellos pasillos perfectamente dispuestos por un orden que a ella le resultaba desconocido, echo un vistazo al fondo de su cesta, y había acertado. Nada que pudiera conducirla de nuevo al infierno del que quería huir como alma que lleva el diablo.
Sólo faltaba salir de allí, encontrar el camino de las baldosas amarillas que podrían llevarla al nirvana de la fuerza de voluntad y las cosas bien hechas. No flaqueó, lo consiguió sin pestañear. Era la primera que vez que lo conseguía y no miro atrás.
Al llegar colocó todo, con una maestría a la que no estaba acostumbrada. Efectivamente esta vez sí, me Dra vez mañana sería el día. Mañana comenzaba una nueva vida. Mañana sería el principio del fin de sus complejos, del fin de su falta de autoestima. Mañana sería el día por el que merecería la pena seguir luchando para que siempre hubiera un mañana mejor.
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