Siempre que los ecos de mi alma rebotan y rebotan hasta que a gritos me piden que deslice mi bolígrafo por las páginas de ese viejo cuaderno de una raya, me gusta medir y cuidar cada palabra y sin embargo hoy, al titular esta página, he borrado dos y no tengo la certeza plena de que sea la más adecuada. Si lo es o no, lo esclareceremos sobre la marcha.
Puede (o no) que lo seas; apostaría todas mis posesiones -je je je- a que lo estás, a que muchos prácticamente desconocen el placer de cohabitar en ti, a tu lado y sentirte.

Discriminado pero en el convencimiento total de que admirado y envidiado por otros muchos que no consiguen conquistarte como desean e incluso acuden a la farmacología para intentar acercarse.
Sin duda, para otras personas eres odiado y lloran y lamentan tu presencia dañina y maldita y tratan de huir de lo inevitable.
Lamentos a un lado, sólo el suave rozar deslizándose de la punta de mi bolígrafo por el gramaje rugoso de la hoja puede evitarte. Pero no lo consigue…
Escribir te ayuda a pensar y pensar a escribir y llegado a este punto, tal vez el punto final, reconocer que la palabra no era discriminado porque discriminado no es el silencio y sí, subestimado, pero a estas alturas de la página, cuando la última línea por escribir se acerca no es momento de volver al principio.
En algunas frases me siento identificado. Te aplaudo. Un saludo