Jamás hubiera imaginado comenzar el año casi de la misma forma que lo cerré. Diciendo adiós a otra persona, buena persona, para siempre.
No sé qué le está pasando al mundo, pero si se que la salud se resiente cada vez más, de jóvenes y mayores, el de la guadaña no entiende de edades, ni de posición social o preferencias políticas. Las enfermedades no respetan al débil o al que se cuida, es el destino el que tiene preparado para ti lo bueno y lo malo, también lo regular…
Siempre me ha dado miedo pensar en la muerte, de una forma un tanto incoherente… Miedo al dolor de los que se quedan, miedo a no soportar la idea de dejar atrás las personas que más quiero, pánico a sentir dolor, a perderme en el camino al túnel, a no ver más a mia seres queridos… Miedo a tener que despedirme sabiendo que ahí termina todo.
Como ya he dicho un miedo irracional y sin sentido, pero es difícil encontrar el sentido a la muerte sobre todo cuando se va el que no debería hacerlo tan pronto.
Y si hablamos de la muerte ajena, la que afecta a los que te rodean sin tú poder hacer nada por evitarlo, creo que es para volverse un poco majara y maldecir la vida y el mundo con crueldad. Creo que la mayoría de nosotros no estamos preparadod para tomar la muerte como un paso más en el camino de nuestra vida. Es otra de nuestras metas en la vida, y habría que tomarla con naturalidad, pero es antinatura que llegue antes de tiempo, que llegue de forma cruel. Por qué sufrir para decir adiós? Por qué no dormir para irnos en paz?
Debe ser que si no sufres no mueres, y ese Dios (llámese como se quiera) piadoso no queda del todo satisfecho sin una agonía lenta y dolorosa.
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