- f. Ninfa marina con busto de mujer y cuerpo de ave según la tradición grecolatina, y con cuerpo de pez en otras tradiciones, que extraviaba a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. U. t. en sent. fig.
- f. Aparato o mecanismo que emite un sonido audible a mucha distancia, y que se hace sonar como aviso. La sirena de un buque, de una ambulancia, de una fábrica.
I
Ya no retumban como acostumbraban
Estridencia necesaria.
Trabajadores con mono de trabajo
Sin mono de trabajo.
Sirenas que ya no resuenan…
II
Marinero abandonado a su suerte,
Sirena solitaria, belleza deslumbrante.
Amor eterno e incomprendido.
III
Ella quería ser mujer y habitar en tierra firme sin saber que era la envidia del resto de mujeres del pueblo.
Juanma García
No creo en nada que no pueda ver, e incluso viendo prefiero ser cauteloso.
Sirenas… cantos de sirenas, cuentos de sirenas.
El Mendigo
Suena, suena la sirena
que me lleva hasta la mar.
Suena, suena la sirena,
que me embauca sin cesar.
Suena, suena la sirena,
con sus olas listas para jugar.
Ángel Salgado I
Una mujer con cola…antes había menos prejuicios. (Que estamos en carnaval).
Ángel Salgado II
5, 4, 3, 2… riiiiiiinnnngggg!!! Al patio que empieza el recreo!!
Ángel Salgado III
Tu mirada, sirena que hechiza
y de la que nadie escapa.
Evitarla es una quimera
y aunque poder se pueda,
prefiero pecar con ella
a dejar mi vida en la estacada.
Ángel Salgado IV
En la oscuridad del abismo, las sirenas atraen a los navegantes con su canto seductor. Sus voces melancólicas y rostros hermosos ocultan su verdadera naturaleza. Cuando un barco se acerca, sus voces se convierten en aullidos desgarradores y su belleza en grotescas criaturas. Los marineros, cautivados, se adentran en las profundidades, perdidos para siempre.
Manuela Sánchez
Manuel acaba de regresar de una larga carrera por la playa. Viene contando que del agua ha emergido una sirena insinuante que le llamaba. No lo hemos creído y se ha enfadado. Se ha puesto un bañador y ha salido en dirección al mar diciendo que no lo esperemos.
Arancha Naranjo
…y el mar se lo quedó. Pues quiso aquél marinero escuchar de cerca el canto de las sirenas, mas su ensueño cayó atrapado y la seducción hizo de las suyas por y para siempre. Todo un engaño fatal…
Patricia Delgado
Manuel González Casaus says
6 febrero, 2024 at 20:12Me gusta llegar hasta esta cala solitaria los días en que me siento triste. La llaman la playa de las sirenas, porque dicen que aquí se reunían estas hermosas criaturas al atardecer. Y es que este es el momento más bello del día, cuando el sol empieza a esconderse tímidamente, desplegando su paleta de tonos dorados. Yo, resguardada entre las rocas, contemplo conmovida tanta belleza hasta que la noche se adueña del horizonte. Entonces vuelvo a sumergirme en las aguas, a mi hogar.