
El Real Betis Balompié inició el 2025 con una victoria en El Alcoraz que le permite avanzar a los octavos de final de la Copa del Rey. Sin embargo, lo que debía ser un trámite cómodo ante un rival de menor categoría se convirtió en una prueba de carácter para los de Manuel Pellegrini. Aunque el golazo de Isco Alarcón en la primera mitad marcó la diferencia, el equipo dejó entrever las mismas carencias que han acompañado su temporada: falta de contundencia en las áreas y dificultades para cerrar los partidos.
La actuación de Isco fue, una vez más, la chispa que encendió al Betis. Su gol con el exterior de la pierna derecha no solo mostró su calidad técnica, sino que reafirmó su papel como líder indiscutible del equipo. Junto a Giovani Lo Celso, formó una sociedad que controló el ritmo del partido en la primera mitad, pero las ocasiones desperdiciadas por jugadores como Vitor Roque y la falta de profundidad en ciertos momentos del juego dejaron al equipo expuesto ante un Huesca que, sin grandes recursos, estuvo cerca de forzar la prórroga.
El Huesca, por su parte, ofreció una resistencia inesperada, aprovechando las dudas defensivas del Betis en los minutos finales. Dos goles anulados por fuera de juego dejaron al equipo local con la sensación de que podía haber dado la sorpresa. Esta situación subraya un problema recurrente para los verdiblancos: su incapacidad para cerrar los encuentros con solvencia, incluso cuando son superiores. La solidez de Diego Llorente en defensa y la posesión del balón en los tramos finales fueron claves para mantener el resultado, pero la presión del rival evidenció la fragilidad bética en situaciones límite.
Esta victoria, aunque valiosa, deja varias lecciones para el Betis de cara a lo que viene. El talento individual, representado por Isco y Lo Celso, puede ser determinante, pero el equipo necesita ser más eficiente en la definición y más contundente en defensa si quiere aspirar a llegar lejos en la Copa del Rey. Los octavos de final se presentan como una oportunidad para corregir errores y demostrar que este Betis puede combinar el arte con la eficacia. Porque, aunque ganar sufriendo tiene su mérito, ganar convenciendo es lo que separa a los equipos buenos de los grandes.
