Aunque yo me alegro cuando me entero de que alguien está feliz, hay cosas que por mucho que lo intente comprender, mi cabeza se niega aceptarlo.
Es lo mismo que cuando intentas meter una llave en una cerradura y al no ser la suya, es imposible de abrir, todo lo más que puedes es estropearla.
Pues bien, el jueves día 5 de octubre se celebró una boda en Sevilla, la más irreal del mundo. Fue la celebrada entre la Duquesa de Alba Doña Cayetana y el funcionario Don Alfonso Díez.
Dicen que hubo gran expectación de público y esto fue gracias a los muchos periodistas y fotógrafos que vinieron de todo el mundo y a las “marías” sevillanas que como por las mañanas no hay programas en la televisión de los “destripapersonas”, decidieron acercarse hasta el Palacio de Dueñas por conocer mejor al gran “Galán” que enamoró y robó el corazón de tan distinguida señora, y luego dar libertad sus impresiones.
Yo creo sinceramente que la Señora Duquesa de Alba, tuvo un arrebato de juventud que le hizo, a pesar de su edad y de todos los inconvenientes que le salieron al paso, cerrarse al “gran amor” que le prometió el ya hoy marido suyo, Don Alfonso Díez. ¡Esto sí que es un braguetazo querido Alfonso!