Los derroteros de una noche de boda son inexpugnables.
Una fotografía de antaño rondaba por su memoria, flores secas, que no marchitas yacían en alguna mesa…
El olor a lavanda evocaba sus sentidos, y el color añejo del color de la vida…
Mayte Valverde
Moradas y libres como tú.
Nocturnas como tú.
De fiesta como tú.
Tú y muchas veces tú, Morada.
Unas flores sueltas, liberadas de un manojo. Un ramo que era amor a poco que movieses las consonantes.
Un trapo olvidado, potra de enamorados al mover también las consonantes.
Séntose cansado de danzar,
queriendo, a solas, contigo estar.
Búscose acompañante para descansar,
que la vida no le para de girar.
Pequeño ramillete, no esperes un mayor número de confidentes en esta vida.
Telas, azulejos y flores, bodegón de madrugada, ¡resaca a la vista!, gritaba el marinero mientras se empinaba su jarra.
La naturaleza muere mientras lucha contra el maltrato de la sociedad. Maldito Ayuntamiento y su política ambiental.
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