Acaba el verano y ya estamos pensando en montar el Belén y nueeeevamente el mismo discurso de todos los años: ¿los Reyes Magos fueron a ver al Niño en camellos o en dromedarios?
¿Qué los animales no sienten? ¡Pues yo quiero que me cuenten el mismo chiste que a éste!
+ No veas cómo ha cambiado el barrio…
= Ya no hay ni camellos, ahora hay dromedarios…
Mírate tú la tuya, ¡jorobao!
Toda la vida quejándome de la mochila que llevo a cuestas, y tú, formando parte de tu anatomía, la llevas con elegancia y sobre todo resignación.
Préstame un poquito de esa paciencia, que hace que seas elegante con joroba o sin ella.
Venerados y usados por magos,
el mito de Oriente, no te despiertes.
Sometidos por los humanos,
ocio y negocio, al calor son resistentes.
Libres y salvajes por los desiertos,
de las dunas son los mayores expertos.
Sobre la arena, bajo el sol y las tormentas,
no precisan mucha agua ni llevan vestimentas.
Confundidos por lo que llevan arriba.
Sola una, no llevan dos, se llama giba.
Si ves un camello, te hace falta leer El Principito.
Ardió Notre Damme y nadie se acordó de ti. Ahora veo tu cara y pienso, ¿estás escondido en algún campanario por París o te has reencarnado en este dromedario? Divagaciones provocadas por este vino barato de cartón.
-Mamá, tengo que hacer un microrrelato, pero la foto no me dice nada…
+Mamá ve la foto: ¿Un camello?
-¡Un dromedario!
Parece que Melchor se ha olvidado de su dromedario, aunque él fue el único que vino en camello.
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