La luz se colaba por la ventana durante aquella mañana y con la iridiscencia que reflejaba en sus ojos entendí que aquel era mi lugar.
Manuela Sánchez
Miguel había cambiado. ¿Dónde estaba aquel niño que jugaba con camiones? Él quería comérsela a besos. A eso se referían cuando le hablaban de la adolescencia. ¿Qué clase de música era aquella, de rima y jerga apocalíptica, acompasada con luces de iridiscencia que la volvían loca? Sonia estaba triste.
Un mágico líquido se mezcló con el mejor de los inventos, dos palos y una cuerda. Aquel ilusionista los elevó suavemente, el viento hizo de las suyas y una burbuja gigante flotó en el aire por segundos. Distintas tonalidades de colores se reflejaban cual espejo, en las pupilas de los allí presentes…
I
Quién tiene a quién: El arcoiris iridiscente o la iridiscencia del arcoiris.
II
La diosa del pacto debe esperar a la tregua. La tinta corrida no irradia iridiscencia.
Al reflejo de de su inmenso corazón
solo hay luz y belleza.
No hay más palabras ni más razón
solo hay verdad y pureza.
Al reflejo de ella…
Me gusta salir a buscar el arco iris en los charcos calzada con unas botas y cubierta de un chubasquero amarillo o hacer pompas de jabón con el bow de la llave del granero, soplando a todo pulmón el agua jabonosa. Papá lo llamaba la búsqueda de la iridiscencia.
La puesta de sol bañaba el cielo con tonos dorados y rojizos, mientras las olas del mar reflejaban un brillo iridiscente. El espectáculo de colores tenía cierta musicalidad; el mundo entero se había cubierto con un velo de luz. En ese momento, supe que era exactamente donde quería estar.
Una misión encomendada por los dioses que mueven los hilos del día a día. Tu sonrisa como constancia tendiente siempre al infinito. Iridiscencia deslumbrante. Tu felicidad.
Reflexión a reflexión, muros celestiales que se mantienen invisibles y a distancia; iridiscencia en el brillo de tu mirar.
Terna de fracciones acuosas caídas de la techumbre celestial. Sevilla, espejo donde mirarse. No cabe lugar más especial donde un haz de luz pueda brillar y dejar un arco iris perfecto para el recuerdo.
Rey San Fernando
La última lágrima.
Me conmoví por un instante. Era precioso. Para mí, sumido en un mundo oscuro y nublado, la visión de todos esos colores era una novedad. Me miró, estaba de rodillas. Debió ver algo en mi cara y la suya cambió. Por un momento pensó que esa colorida lágrima le salvaría.
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