Salí para probar la nueva Canon. Quería componer con sus blancos y negros. Simular una noche americana. La poética de la imagen nocturna, captando algunas luces y las flores cerrándose. Me perdí por el extrarradio, cerca de una prisión. Me robaron la cámara y terminé en comisaría. Ninguna foto romántica.
I
Cogió una piedra, y la tiró al pozo dispuesta a quedarse solo con las alegrías.
II
Y quiso gritar, pero nadie la escuchó. Ese hueco se tragó su llanto dándole, a cambio, la vida.
III
Llevas seco demasiado tiempo. Al final, terminarás lleno de lágrimas de aquellos que no supieron cuidar lo que tenían.
Mirándolo, yo no veía un pozo: veía a mi familia en las vacaciones o en el Día de Reyes. Mi madre recogiendo sus rosas, mientras mi padre recogía tomates. Y al abuelo sentado, mientras cortaba un limón para enseñarle a otro de sus bisnietos la guasa que tenía su sabor…
Medio sentada.
Medio acostada…
Siempre mirando arriba.
Así fue como quedé cuando me lanzaron al pozo. No me moví. Ya estaba muerta. Luego le pusieron esa tapa de metal atornillada.
«Para que ningún animal se haga daño».
Me río a carcajadas sin voz.
A mí, me dañaron antes de tirarme.
La Renacida
I
-¿Te acuerdas de aquella película?
-Sí, claro! Qué mala cara y malos pelos tenía la tiparraca aquella…
II
La tire al pozo miarma, la tire al pozo…
¡Oleeee!
Que siempre sueñen las sevillanas de toda la vida en el Real.
III
Lo que un pozo te da, también te lo puede quitar. Fuente y sumidero de vida.
IV
Y ahora recuerdo aquel ejercicio en el que calculábamos el tiempo que tardábamos en escuchar el ‘plof’… tiempo de bajada, tiempo de subida… ¡menuda pamplina!
V
La oscuridad estaba presente, el riesgo a perder protagonista y lo escabroso y abrupto del momento. No, no hablo del pozo y sí del momento de hacer esa foto…
VI
Simbología de lo aprendido, de lo asumido y resumido pero no presumido. Capacidad para desarrollar un pensamiento único, contradictorio en la masificado, acertado en lo meditado. Así es la profundidad que deseo…
Bendita felicidad que a veces se esconde en lo más profundo. Olvídense de lo superficial, busquen agua, hallen agua. Hallen su paz interior y el pozo estará siempre lleno.
Pozo con poso,
Poso junto al pozo
Paso y miro al pozo
Pozo por el que paso, piso y poso.
¿Quién puso el pozo con poso por el que piso y paso mientras poso? ¡Qué peso!
Me acerqué al pozo, atraído por su eterna oscuridad, que tenía un halo de prometedora paz.
Me acerqué y sentí su influjo, que me hizo olvidarme de todo.
Me puse de puntillas para intentar ver el fondo, mas sólo vi que entre las piedras del pozo había crecido una roja amapola.
Me acerqué más para cogerla y, al hacerlo, el pozo dejó de tener sentido.
Enrique de la Cruz
…y cantó en el pozo de los deseos, aquella dulce Blancanieves. Jugueteaba con el eco que provocaba su voz al asomarse al mismo. La linda melodía sedujo al esperado príncipe que acudió a su encuentro…No es por fastidiar, pero fueron las palomas que ejercieron de correveidiles, ya saben, su afán de mensajeras.
Presidía el espacio tras el portón,
con un cubo colgando de una cadena.
Rodeado de árboles y macetas,
daba respiro a tanta calor.
(Recuerdos de un patio extremeño)
Tira una moneda, pide un deseo…
Que dejen de contaminar las aguas.
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