Hacía mucho que no nos veíamos y quedamos en ese café que tiene a la puerta una bicicleta verde tiza decorada con peonías por Alcalá. El lugar perfecto para relajarse. Se nos pasó el tiempo hablando de nuestras vidas y nos fuimos sin pagar. Nadie vino detrás con la cuenta.
Arancha Naranjo
Invitá no es lo mismo que convidá, y el que no entienda la diferencia que deje la ronda pagá.
Ángel Salgado I
Una convidá de tu mirada quiero.
Ángel Salgado II
Una reunión entre amigos. De entrantes unos viejos recuerdos marinados con diversas exageraciones. Como plato principal los problemas serios y de segundo algunas soluciones. En el postre las grandes batallas y ya metidos en la sobremesa, los planes de futuro. ¿La cuenta? Siempre es poca.
Ángel Salgado III
Faltan vidas
y sobran sufrimientos.
Faltan alegrías
y sobran razonamientos.
Faltan convidás
y sobran cuentos.
Ángel Salgado IV
i
Como Rey, acepto convidás.
ii
En una eventualidad poseí una amistad que, aferrándose a la curiosidad, sempiternamente le entraban una necesidad de esas menesterosas a la hora de pagar.
Bien sabe Dios que lo dejé de llamar para así evitarle ese problema estomacal.
iii
Sevilla me regaló el Paraíso terrenal al reconquistarla. Una deuda que jamás podré pagar.
Rey San Fernando
I
¿Sabéis lo que es un sinpa?
II
Ella le pidió pagar a medias y él, tieso como la mojama, le dijo que no se preocupara por él, que se dejaba invitar sin remordimiento.
III
Cansado de tanto esperar, pidió la cuenta y se marchó… la vida sí te pasa facturas.
Juanma García
Irte al otro mundo, sea lo que sea que allá allí, con todas las cuentas a cero y sin deber nada a nadie. Que no haya una mala palabra en tu ausencia infinita. Que no haya remordimientos son sabor a cajón de madera.
Nemesio Laverde (El Mendigo)
i
Se miraron, incómodos. La cuenta del restaurante descansaba en la mesa como una sentencia. Ninguno quería admitir que había olvidado la billetera. Tras un silencio eterno, ambos sonrieron, resignados. «¿Cocinamos la próxima vez?» sugirió ella. Y él, riendo, asintió con alivio.
ii
Sobre la mesa, la cuenta descansa,
las risas de pronto se vuelven eco.
Se paga en silencio lo que se canta,
en el bar, la noche tiene un precio.
La Morada IA
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