¿Y si cambiamos nuestra actitud frente a todo?, ¿y si en vez de criticar por un titular malintencionado, reflexionamos sobre todo aquello que leemos y oímos?
¿Y si dejamos de manipular y de mentir más de lo que soporta el mayor manipulador y el mejor de los mentirosos?
¿Y si dejamos de juzgar a todo el mundo?, ¿y si escuchamos sus argumentos con oídos de escuchar, no de oír?
¿Y si no prejuzgamos nunca a nadie más por su apariencia y nos dejamos de primeras impresiones y buscamos un poco más en el interior de las personas? Aunque sea desde la orilla.
¿Y si sonreímos más y hacemos sonreír más? ¿Y si ponemos más buenas caras?
¿Y si arrimamos el hombro de verdad y nos dejamos de palmaditas en la espalda?
¿Y si damos los buenos días por la mañana, las buenas tardes al entrar en los sitios y un beso de buenas noches al irnos a dormir?
¿Y si hacemos todo eso y no cambia nada?, pues entonces será el momento de dejarlo todo e irnos de paseo a Marte.
Pero hasta entonces, vayamos eliminando «Y si…» de la lista, que lo de Marte parece lejano.