Llego, escribo y me voy…
Llego como puedo, mirando el reloj por si se me va el santo al cielo y se me acumula alguna cosa encima de otra y otra encima de las anteriores y así sucesivamente mientras resuelvo las que van llegando sin dejar nada atrás.
Escribo. Escribo lo que siento, como lo siento y cuando lo siento y si soy redundante, pensad que la redundancia redunda en el hecho de redundar, es decir, volver una y otra vez a mis cosas, como puedo, cuando puedo y siempre y cuando me lo permitan el reloj, las cosas que se acumulan unas encima de otras y así sucesivamente.
Y me voy…
Pero vuelvo para rematar el artículo, deciros que todo planificado, que sigo vivo, con ganas de hacer las Mila y unas cosas que se amontonan y acumulan, una encima de otras mientras resuelvo todas las anteriores y las que empiezan a llegar.
Ahora sí. Me voy…
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