Es evidente que el titular de la crónica deja bien a las claras lo que opina este que escribe pero no comenzaremos por ahí, no, hablaremos mejor de los primeros 30 minutos donde se vio un equipo con intención, con entrega, con ganas. El resumen de lo que siempre pedimos y sólo vimos en la primera
parte contra el Betis.
Luego llegó el momentazo, clave tal vez, y el clavo ardiendo al que se aferraran algunos para no criticar y seguir defendiendo lo indefendible.
Primera parte con un soberano equipazo en el campo, sin mediocentro claro y no pasó nada. Nadie echaba de menos a Fernando ni al danés Delaney porque Rakitic estaba imperial y Jordan tuvo fuelle para ayudar.
Dos goles en media hora y la extraña sensación de que parecía que íbamos a ganar pero sabiendo que al final pasaría justo lo que ha pasado.
Una vez más, el equipo demostraba que se puede jugar a otra cosa y que están amarrados. Luego se confirmó…
El arbitraje… pues miren, robo escandaloso que ha permitido a Camavinga lesionar a un ya tocado Martial, y escaparse de la segunda amarilla y con ello dejar al equipo líder con uno menos toda la segunda parte.
Dicho esto, el equipo no defiende como dicen los números; dejemos de defender mirando números y clasificaciones y veamos con objetividad que Navas está para regalarlo, que Acuña aguanta 45 minutos y que si no es por Bono, antes del descanso la diferencia hubiera sido menor.
Ahora el drama de cada partido solo que en esta ocasión, maximizado a la máxima expresión: tirar un partido ganando por dos goles de diferencia y en tu casa.
Equipo atrás, sin mirar a la portería, sin pasar del centro del campo y con cambios obligados por malos estados de forma y todos con tintes evidentemente defensivos. Todos!!
El aviso llegó y el primero, antes de lo esperado y a partir de ahí solo tocaba esperar los goles del Madrid ante una actitud del entrenador y de los jugadores de absoluto desconcierto. Imágenes por las pantallas del campo donde se veía a un entrenador derrotado, tirado en el banco y los pies en alto, en clara imagen de desolación, jugadores andando con las caras agachadas, y con claros y garrafales errores de Navas, Oliver y Augustinsson.
Se acaban las excusas a los resultadistas, se acaban los clavos ardiendo del “buen” sevillista. Toca dejar claro que así no se puede seguir una temporada más. Se acabó la suerte en el campo hace mucho tiempo y ya el tema de las lesiones empieza a no colar.
Y ojo al calendario que…
Ricardo says
18 abril, 2022 at 19:27Yo lo vengo diciendo este para mí no es el entrenador idóneo para nuestro Sevilla, la mayoría de los jugadores aguantan 30 minutos, después son almas en pena en el campo culpas médicos preparadores físicos y el principal responsable el entrenador.