El destello de la naturaleza surgió como por arte de magia.
Siempre soñé con mi hada madrina, que vendría a cumplir uno de mis sueños, o que me vestiría de guerrera para atajar la vida… Hoy encontré su varita… Por eso nunca llegué a conocerla. Perdió su magia en el camino.
El invierno en todo lo alto,
en busca del Horrocrux escondido.
Cualquier pista es buena…
Guillermo pensativo sentado en la Gavidia
dando de comer a las palomas.
¿En qué momento me comí ese brownie?
Se metió en un gran charco; su juventud, su arrogante belleza y su soberbia le hicieron fracasar.
Hoy solo nos queda el recuerdo de un buen mago, su varita y un puñado de hojas secas que se humedecen en el mismo charco donde se metió el principiante.
¡Magia! Déjate de varita y chistera, de capas invisibles y palabrería barata. La Magia está en una mirada, que una sonrisa, en un té encuentras bien a tiempo…
Salió de clase agotado, como cualquier día. Tenía ganas de llegar a su casa y descansar, pero una lluvia torrencial hacía imposible la circulación incluso con el limpiaparabrisas del coche. Decidió esperar a que se despejase el cielo en la cafetería más cercana, y escogió una pequeña mesa junto a la ventana.
A los pocos minutos de terminar su café, las gotas de agua fueron sustituidas por los incipientes rayos de sol, que aportaban brillo al asfalto humedecido. El reflejo del cielo invadía los adoquines grisáceos, sobre los que resaltaban las coloridas hojas del otoño. Entre tantos estímulos, tardó en reconocer lo que se encontraba a pocos metros del establecimiento. En ese momento tuvo claro lo que sentía sobre las tormentas: “Yo no sé si es bonito, pero sé que es mágico”.
Agua de lluvia… ¡al caldero!
Hojas caídas… ¡al caldero!
Los charquitos en la acera… ¡al caldero!
Que llegue la primavera… ¡al caldero!
Las nubes por el Aljarafe,
otra vez illo, que coraje.
Como llueve, como llueve
Las calles se han inundao…
¡Ay Sevilla de mis amores!
Otra vez vengo empapao…
Una rama caída junto a unas hojas mojadas por las esperadas lluvias, el incentivo que hace volar nuestra imaginación.
Sin olvidar el esfuerzo, como si de un juego de niños se tratara, la mágica vida que todo el mundo imagina, a veces, está al alcance de la mano.
Abracadabra, patas de cabra…!!!
¿Patas de cabra? Patas de cabras tendrá tu…
“Varita mágica para qué, si no consigo sacar ninguna paloma de la chistera y barato las cartas de una en una y nunca nunca me guardo un as bajo la manga”, se decía el frustrado y trapajoso mago.
¡Eres más feo que Juan Tamaríz!
¡Imita a David Copperfield y desparece!
Abracadabra, pata de cabra.
Que con la lluvia llegue la calma…
Pero con menos viento, ¡mi arma!
Deja una respuesta