Silvia estaba impaciente esperando a Sebastián. El conductor de la carreta se volvió buscando al chico, estaba tan ilusionado cuando contrató el paseo. Si no le hubiera enseñado el anillo. Si aquel hombre de pelo cano no lo hubiera visto. Silvia estaba impaciente, esperando, a Sebastián…
Pensando en sus cosas, con la mirada perdida, sin prestar atención a la vida que sucedía ante sus ojos, le vino a la mente eso de que “las bicicletas son para el verano” y, automáticamente, su cabeza viró para añadir “y las calesas para los enamorados”.
Calesa de maltrato aunque con solera, bicicletas infernales, lo siento pero las odio… Mejor nos fumamos un piti y a seguir nuestro camino.
Una joven pandemia nos comunica, la necesidad de despoje de esa protección. Ya todo pasó. La vida resurge. Aunque hay sombras, el sol brilla. El trabajo trota a su paso, sobreponiéndose. Los pensamientos absortos se dejan llevar y contemplan la vida pasar. Ya no más.
Tú decides.
Llevaba dos horas en el tejado. Temía que las gotas de sudor le molestasen llegado el momento. Esperaba órdenes. La calesa pasó con dificultad. Le dieron carta blanca, pero solo él decidía. El hombre cayó fulminado en la escalinata.
«El objetivo era la chica», escuchó por radio.
Microrrelato I (versión del cochero)
Sooooooo!!! Despacio hijo que con la cantidá de Chusma que hay por aquí hay que tené musho cuidaito no te vayan a pegá argo.
Microrrelato II (versión abuelo rockero)
Ta bonito el caballito con su cochecito y er colega ahí sudando lo más gordo. Ya verá cómo se cague por aquí qué gracia.
No es pesá la pija con el aifon. Cuerga ya chiquilla!!
Microrrelato III (versión pija con/sin mascarilla)
Niña, en cuanto te cuelgue me voy al Maripá que necesito urgentemente unas manoletinas que que el Domingo de Ramos está ya aquí y luego no aguanto los tacones esperando La Estrella en San Jacinto.
Microrrelato IV (versión pija sin/con mascarilla)
Niña, no veas la pinta del viejo que está sentado unos escalones más abajo. El típico rockero apestoso con doscientos años que se ha creído que es alguien.
Microrrelato V (versión Observador)
Bonito bodegón aunque más bien parece un chiste: estaban en Sevilla un cochero, un rockero acabado y una pija y todos pensando cómo llevarse la bicicleta que está amarrá al arbolito…
Microrrelato VI (versión observador II)
No sé si sería más gracioso ver al viejo con esas pintas o a la pija paseando por la Catedral con la bici pequeñita… al menos el caballo lleva los ruedines.
Microrrelato VII (versión caballo)
A este trote de vida vía terniná peó que el rockero de la puebla.
Ojalá y todo fuera así, con su libertad, su respeto y sus pensamientos.
Tres personas, cuatro animales y cada uno con un viaje diferente en la cabeza…
Sin lápiz con el que dibujar aquella escena, se paró, simplemente, a observar.
Décadas peleando por el carril bici mientras las calesas circulan libremente por mi ciudad. Menos mal que siempre hay unos buenos escalones para descansar.
La espera tranquila de ella,
la tranquilidad esperada en él.
A la sombra conversa ella,
arropado por el sol, observa él.
El coche de caballos se aleja de ella,
sin darse cuenta de la escena, y de él.
Ciudad de contrastes, tan bella ella
que enamora a diario, y tan fiel él.
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