Un toque de queda, un límite perimetral, una libertad coartada hizo que muchos días no pudiera ir a verte, pasearte, respirarte. Desolada. Pero ahí estaba mi Rey que es el tuyo para informar a sus súbditos de lo bonita que estabas. Como siempre, Sevilla.
I
Desolada la noche sin luna que llora a oscuras. Desolada la calle que la alegría ya no acompaña.
II
Y perdió la esperanza a la que tanto se encomendaba. Sentía el continuo girar del mundo, mientras ella quedó aletargada.
III
Volvió a confiar, con todo lo que le costaba. Al final, siempre tenía la misma sensación: Estaba desolada.
«Todo tiene que salir perfecto. Vienen a cenar tus futuros suegros.
No has tenido en cuenta que el horno era nuevo, que los tiempos eran diferentes. El pato está incomestible y los invitados llegan en cinco minutos.
Solo se te ocurre improvisar tu mejor cara de desolada ante un espejo».
El águila imperial lloraba por Doñana mientras el último lince ibérico la intentaba consolarla… Lloraba al ver perdido el reino de cotos, marisma, dunas y playas. Lloraba desolada por la certeza de que las aves europeas no iban a regresar.
¿Por qué todo lo que la alertaba era verdad?
Llegar a la Feria cuando la gente se va,
pensar que estará desolada
y darte cuenta la alegría que a ella le da.
Miró de frente hacia atrás,
pensando solo en caminar.
Pensó que acaso, quizás,
mirando para abandonar.
Sintió que no, nunca jamás,
abandonó el ruido sin perdonar.
Andando por la acera que da al río, observo la desolada cáscara del que, antaño, era el barco que marcaba el estilo de la bahía.
Y después de mucho abandono, por parte de quién no invirtió un céntimo en su mantenimiento, se pudre varado en un solar.
Yo también estoy desolada.
La Renacida
I
Alma sin espíritu, espíritu sin alma, camino pedregoso sin sombra, pero sin Sol ni brillo alguno. Mucho menos sin resplandor.
II
Paraje seco, agrietado. Maldito oasis que desaparece llevándose el único atisbo de agua. Vegetación muerta, naturaleza perdida.
III
Tristeza infinita, tanto como el vacío que siente en una tarde de domingo en soledad. Desolación protagonista en un anonimato temprano.
Maldita juventud perdida.
Desolado ante tu desolación. No cabe más tristeza al verte sin sentirte. Insensible tú, insensible yo a tu lado. Latidos apagados sin ganas de vivir.
No me gustan tus “vibras”. Adiós…
…tiene nombre de drama.
Veo cómo pierden la vida en vida y me acuerdo de tus palabras al leer las del Mendigo.
Ya no hay acicates como tú. A ratos te leo. A ratos te escucho en mi desolación.
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