
Papá nos regaló una pandereta y salimos a cantar villancicos, hasta que el vecino de la esquina nos gritó que cantábamos incoherencias. ¿Cómo que Noche de paz, noche de amor, claro el sol brilla ya? El Álvaro rápido cambió el acorde: Noche de amor, luna, lunera cascabelera y seguimos inventando.
Calila
I
En un rincón del alma aún retumban sones de panderetas y voces armoniosas, vestigios de noches luminosas bajo el calor de los abrazos navideños. Cada uno de aquellos villancicos despertaba la memoria de un tiempo donde la alegría era tangible y la cercanía de los suyos, un refugio para la eternidad.
II
Alto y claro hablan los platillos entre ellos felicitándose las Fiestas y sus palabras bondadosas nos inundan de amor.
III
La pandereta en sus manos era un vocerío quebrado de estrellas caídas, un latido metálico que mendigaba atención entre el bullicio indiferente, como si cada golpe buscara despertar la humanidad dormida en los transeúntes.
IV
Percusión alegre, voz del sendero,
Alma que late en un ritmo certero.
Nota que vuela, plateada y sonora,
Dibuja en el aire la luz de la aurora.
Entre sus golpes resuena esperanza,
Resuenan risas en notas calladas.
Estrellas palpitan en su melodía,
Temblor en las manos que envuelven el día,
Amor que en su aro se torna poesía.
Anita
Se trataba de otro idioma. Ese que al acariciar su pandereta cual poesía, transmitía puro sentimiento. Y le cantaba y le bailaba en la Plaza del Triunfo a su amada. De nombre Inmaculada…
Patricia Delgado
Zum-zum-zúmbale a la pandereta…
Por otra navidad en familia.
Ángel Salgado I
Te mojas el dedo y lo arrastras por la piel del pandero; mientras, mueve suavemente, al ritmo, las sonajas y cascabeles. Y así, se empieza un buen jaleo navideño.
Ángel Salgado II
El ritmo de una pandereta me guió hasta tu alegre mirada, el resto es historia de un fracaso sin intento mutuo.
Ángel Salgado III
Los excesos de la Navidad, incluso antes de empezar…
Ángel Salgado IV
(Microrrelatos encadenados)
I
El poema inacabado sujeta al poeta de la coleta,
rimas coquetas aunque sin meta concreta,
Sin saldo en la tarjeta y encima, a dieta.
II
Pensando en la peseta que los euros aprietan
estrena faceta disparando sin escopeta.
Una nueva historieta sin ningún tipo de careta.
En la acera de losetas de aquella su plazoleta,
cuando aparece Julieta, su pequeña nieta
que se baja de la bicicleta.
-Bonita camiseta- le dice el profeta.
Ella le saluda siempre discreta. Le respeta.
Jamás fue de poner etiquetas.
III
Saca una carpeta de su maleta con alguna que otra grieta, un dibujo de una carreta que más parece una furgoneta que la propia carreta y una trompeta en boca de un músico junto a Enriqueta, ataviada con su peineta y en el cielo adornando el resto del dibujo vuela una cometa que se le ha escapado a la Antonieta, también nieta del poeta de la coleta.
IV
El poeta, sí, el de la coleta, antaño fue cofrade de corneta y saeta; hoy, inseparable de su muleta, exalta una treta en forma de cuarteta
al compás de su pandereta.
¡Qué papeleta!
Juanma García
Maldigo a la Humanidad y a todos los malditos políticos que están consintiendo una sociedad de pandereta.
Nemesio Laverde
Deja una respuesta