
La noche florentina terminó teñida de verde y blanco. El Real Betis Balompié selló su billete para la final de la UEFA Conference League tras un vibrante empate 2-2 ante la Fiorentina, en un partido cargado de emociones, tensión y carácter. El estadio Artemio Franchi fue testigo de una batalla futbolística que se resolvió en la prórroga, con un gol decisivo de Abde Ezzalzouli que desató la euforia del beticismo desplazado a tierras toscanas.
El equipo de Manuel Pellegrini, fiel a su estilo, no se dejó amedrentar por el ambiente ni por la intensidad del conjunto local. A los 26 minutos, el brasileño Antony firmó una obra de arte con la zurda en un libre directo que superó a De Gea por su palo. El gol era el premio a un inicio valiente, con Giovani Lo Celso manejando el tempo y Fornals, Isco y el propio Antony creando peligro constante.
Pero la Fiorentina no tardó en reaccionar. En apenas cuatro minutos, Robin Gosens igualó de cabeza tras una mala marca en el área. El alemán, imparable en el juego aéreo, repitió en el segundo tiempo para poner por delante a los locales y alimentar la esperanza de remontada. El Betis, sin embargo, no se descompuso. Siguió jugando con personalidad, apoyado en la calidad de sus centrocampistas, y fue ganando metros a medida que pasaban los minutos.
Ya en la prórroga, apareció el héroe inesperado: Abde. El extremo marroquí cazó un balón suelto dentro del área y lo empujó a la red para poner el 2-2 definitivo. El tanto, celebrado con locura por los más de 1.500 aficionados béticos presentes, confirmó la clasificación del equipo de la palmera para su primera final europea en más de 15 años.
El 28 de mayo, en Wroclaw, espera el Chelsea. Pero hoy, en Florencia, el Betis demostró que está preparado para hacer historia. Con coraje, fútbol y una afición que nunca dejó de creer.
