Puede ser que ya no tenga fuerzas, y que me encuentre abatido. Puede ser que no me guste la persona que soy. Puede ser que me haya cansado, simplemente, de ser yo y que me ocurra lo mismo contigo.
Puede ser que diga siempre lo que pienso, que me calle poco y hable mucho. Que todo ofenda o que nadie me oiga. Que mi silencio sea ruido y que mi voz esté silenciada.
Puede ser que, pese a los años, me sienta mejor que nunca, con todo por vivir y olvidando lo vivido. Puede ser que quede tanto.
Puede ser que el fracaso esté llamando a mi puerta y, yo abstraído, siga pendiente de lo mío. Sin hacerle caso, pero notando su molesta insistencia.
Puede ser que todo sea verdad. Puede ser que me encuentre frente al abismo, y quiera echar un rato allí. A dialogar, a negociar con todo.
Puede ser que ya nada de lo que importa sea real. Que ya, no quiera nada de lo que quiero, de lo que necesito o que incluso no quiera necesitarlo.
Puede ser que todo sea mentira, que todo sea solo producto de nuestra imaginación .Y que me hayan llegado las musas escuchando aquella bella canción, que ya no quiero volver a escuchar, porque duele hacerlo. O que ni exista esa melodía demoledora.
Puede ser, que si me mirase frente al espejo encontrase un producto a tu imagen y semejanza. Puede ser que no tuviera reflejo, y que sin ser un vampiro no pudiera verme. Y, que me alegrara de ello.
Puede ser que este maldito renuncio, no sea más que otro encubierto anuncio. Y siga esperando a que empiece la novela, harto ya de su trama, para cambiar de programa sin que me dejen dormir la siesta. Que llegue la noche.
Puede ser que todo sea pasajero, y que entre tantos andenes, me monte en un tren sin destino fijo, con infinitas paradas programadas. Que mire absorto por la ventana y vaya tomando decisiones, todas ellas improvisadas.
Todo puede ser, pero no puede ser todo.