Calle Velázquez, peluquería del Centro con aromas de barrio. Un pequeño cofrade,feliz por estar en el trabajo de su papi, no era consciente de aquella petalá primera.
Pétalos que caen con el vaivén de un palio nuevo, de un barrio grande.
Pétalos grabados en los recuerdos.
Pétalos primeros que aun sin serlos, lo son.
La tarde comenzaba muy pronto, por la Plaza Pilatos, de la mano de papá. Martes Santo de postigo imposible, pero de aventuras cofrades infinitas. Ese niño no sabía que también serían eternas…
Daba igual saber que luego, a la caída de la tarde, estaría en La Alfalfa con sus primos y sus tíos viendo San Esteban, eso daba igual. Era una tarde especial, única… tal vez por todo esto su palio es de Martes Santo, de ruán, de promesas que buscan aprobados, o eso le decían al pequeño cofrade para que empezara a entender lo que era una penitencia, una promesa…
Martes de Cerro del Águila, de barrio de verdad, de vecinas de siempre, de sentimientos a flor de piel. Martes de recuerdos de aquella primera llegada a La Campana, que aunque sabido es que la Estación de Penitencia es a la Santa y Metropolitana, del dicho al hecho…
Fotografías que se graban; Presentación en Sor Ángela, Bofetá regresando y Buena Muerte donde Él decida, y tras Él y ellos, un palio, el palio y una angustia terrible por temor a no verte.
Escribiendo estos recuerdos pongo en duda la fracción que queda de aquel pequeño cofrade; aprendió lo que era una Cofradía y se enamoró; aprendió que una Hermandad se sufre y se disfruta a fracciones iguales e incluso es capaz de desobedecer a la inocencia de aquel y pensar que todo es innecesario y muy necesario en fracciones equivalentes a su amor al concepto anterior. Ese pequeño cofrade de Martes Santo, hoy es un ciudadano confinado más y este Martes Santo, un Martes para que cuando sea abuelo lo pueda contar con veracidad.
Hoy no cabe esa Clámide púrpura por su ojiva por esforzados trabajos que realicen los de abajo; no cabe… no cabe y todos estamos desamparados. Como mucho el Buen Viaje será a por el pan nuestro de cada día o de ayer. Todo sea por Salud…
Hoy no habrá conteos, ni recorridos inversos, ni podré perderme en las miradas anónimas de esos penitentes que me adentran en paisajes idílicos con trazos a carboncillo sin saberlo…
Hoy habrá dolor en El Cerro porque los Plurales se quedan en casa, donde ellos mismos.
No quedan pétalos por Velázquez, ni nazarenos por las calles… y poco queda de aquel pequeño cofrade que hoy os escribe sus recuerdos con la pena grande y el convencimiento mayor de que todo saldrá bien. Siempre bien.
Hoy es Martes Santo y aunque sin pétalos y sin Dolores, esa petalá caerá a su hora.

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