Varios jugadores en la contienda, cada uno con su colores, sus emblemas,…, todo perfectamente establecido para que se les diferenciara.
La partida se tiñe de un gris peligroso para todos, el duelo está servido. Empieza la partida cuando todo debía haber acabado…

Se lanzan dados que siempre caen por la cara que pone “Cofrades a la calle!!” Y allá que empezamos a mover nuestras fichas ganando terreno. Dicen que terreno ganado es terreno conquistado. Tal vez la conquista sea tan simple que no aporta grandeza alguna.
Aparece la lluvia prevista hace 10 días y que todos teníamos en nuestras apps más simples en el teléfono. Y no hace falta tener el último iPhone para ello… y… ¡a jugarrrrr!
Y seguimos jugando, jugando en un tablero mojado, jugando con personas, niños, padres, madres,… los cuerpos de esos costaleros,… da igual. La clave es que el dado caiga fuerte y haga estruendo porque si no, nadie sabe de tu existencia.
Y lanzas un nuevo dado y ¡toma! Me voy a la Catedral!!! Iluso, no puedes comprarla y además pierdes un turno mientras otros aguardan turno bajo un Arco con tal de seguir jugando.
Mientras, en otra parte del tablero, nuevos dados se lanzan al aire y… ¡toma! Magdalena!!! Nuevo iluso que piensa que puede obtener la carta ganadora y nada… pierde turno.
La partida se empieza a hacer larga cuando en la calle perpendicular, en la misma coyación los dados vuelven a hacerte caer en La Catedral!!!! Y ooootro turno perdido…
Mientras, las redes echan humo entre cordura y aplausos absurdos a una partida que no debería jugarse.
Nuevos dados y nadie cae en la casilla para poder comprar las telecomunicaciones que parece que han perdido antes de iniciar el día mientras el último equipo lanza a la desesperada y… Colegial!!!
Mientras sí y mientras no, todas las fichas chorreando, los músicos tararean ‘Dando el cante bajo la lluvia’ algunos y otros chapotean al ritmo de la Virgen de las Cuevas…
¿Gracia? Ninguna.
¿Un juego? Será para ellos.
Lo único cierto es que jugar jugaron y la última reflexión es que es una lástima que los que manejan la partida no acabasen todos en la casilla de la cárcel y perdiendo todos sus turnos.

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