«Hermano te voy a contar una historia de amor de una tierra del mar y de «desilusión.»
«Porque en Cuba ya no tengo nada, nada más que Cuba, nada más que Patria, Patria que no es mucha, pero al menos es una.”
Y esta, desgraciadamente es la realidad del cubano, desilusionado y bajo el yugo de su régimen comunista que les gobierna respaldado por extranjeros de ideologías utópicas.
A los cubanos solo les queda el trozo de tierra donde pisan porque la dignidad y el ideario se lo robaron hace mucho,mucho tiempo.
La revolución fue arrastrada mar adentro y con ella se llevó las libertades de montones de cubanos.
Han pasado 60 años y ahora, el mar caribeño ha traído otra generación haciendo chocar, como lo hacen las olas contra el Malecón, al Régimen contra el pueblo.
Los cubanos quieren ser esa marea que vomita la represión. Son los «disidentes», los imperialistas y fascistas de cara al régimen que les oprime. Un gobierno que les silencia e intimida hasta tal punto que la manifestación de hoy, 15 de noviembre, puede llegar a ser un «cumpleaños» porque hay miedo, mucho miedo… y hambre.
Horas y horas de espera en colas interminables para poder hacerse con algo de pollo, carne molida y artículos de aseo en supermercados exclusivos. Exclusivos porque son únicamente supermercados del gobierno los accesibles y no por lo gourmet de los artículos que han de adquirir. Es eso o morir de hambre.
Parece que algo está a punto de comenzar. Algo que está en su punto de salida, pero aún con mucho camino por recorrer. Si bien es cierto que existe un movimiento contrarrevolucionario, las políticas extranjeras que respaldan el régimen y otras , como la de Biden que prefiere, ahora, mirar a otro lado no ayudan para nada al pueblo cubano.
A sus 61 años, Miguel Diáz-Canel, incondicional del régimen impuesto por Fidel y Raúl Castro durante décadas y actual presidente cubano, dedica más tiempo a culpar de los males económicos de Cuba al embargo estadounidense que a mirar por su pueblo y no le va a temblar la mano a la hora de tomar represalias. Los cubanos lo saben y así lo vivieron el verano pasado cuando más de 1000 personas fueron detenidas y 659 siguen encarceladas. En aquellas manifestaciones el régimen animó a los seguidores del partido a perseguir con palos y violencia a los manifestantes.
Hoy una joven generación de disidentes, muchos de ellos artistas e intelectuales, intentarán de nuevo dar un golpe en la mesa y protestar a favor de la libertad y su patria, Cuba. Buscan hacerlo de manera inteligente y mirando de reojo a la represión.
Veremos en qué queda y como acaba todo esto.
¡Arriba hermanos cubanos!. ¡Despierta Cuba!.
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