Tuve la suerte de nacer en Sevilla, con todas sus costumbres, tradiciones arraigadas y muy nuestras. Semana Santa, Feria,…
Lo normal es que en mi coche sonaran marchas de Tres Caídas, Cigarreras o Presentación al Pueblo entre sevillanas de Los Romeros de la Puebla, Cantores de Hispalis y El Pali y sin embargo… nanai, en el coche está la discografía de Juan Carlos Aragón, la de Antonio Martínez Ares y las cositas del Vera y del Chapa.
Un día, cansado y no comprendiendo mi afición por la literatura cantada en forma de coplilla de carnaval, mi padre me preguntó si hubiese preferido haber nacido en Cádiz, a lo cual le contesté rotundamente que NO, que lo nuestro es lo nuestro pero es que en Cadi hay que morí.
Conociéndome, con lo jartible que soy, sería imposible de aguantar -lo soy en la distancia- y solo me planteo si podría pisar las Tablas del Falla con mi grupo de toda la vida o iría deambulando de autor en autor como hacen muchos o simplemente sería el que vende los cds. ¿Me atrevería a componer? Os confieso que tengo esa espinita clavada y aunque la guitarra no es lo mío, más de una vez me he planteado coger la melodía de un pasodoble ya cantado e intentar mi propio repertorio y jugar a ser lo que tanto admiro, autor de carnaval.
Si yo fuera gaditano, lo mismo estaría más lejos de la Tacita que ahora que la tengo a tiro de piedra, o quizás habitaría sus calles con encanto y tras el curro me pegaría horas ensayando un repertorio en el no perdería tiempo en meditar si creo o no. Quién sabe…
Si yo fuera gaditano, lo mismo escucharía sevillanas o reageton… quién sabe.
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