Un tablero de ajedrez entre la realidad y la ficción, un Rey enloquecido que comanda sus tropas camino del sendero que lleva al otro lado.
Entre el blanco y el negro sólo se distinguen negros y blancos, todo es lo que parece y el reflejo solo engaña al reflejado.
Los negros siempre al sur, donde su Rey, los blancos siempre al Norte o eso creen ellos según los reflejos. ¡Qué equivocados están!
Sobre la luna inversa plateada, el todo junto a la nada. A cada lado de ellos, ella y al frente, él. Solitario, sin réplica de sí mismo.
Torres derrumbadas, caballos galopando sobre el derrumbe, alfiles y peones peleando por una realidad que solo es el reflejo de lo que soñaron.
Sin miedo a la batalla, frente a frente, nunca hubo mayor épica que enfrentarse a los fantasmas internos.
Batalla que nunca acaba, tampoco sangre derramada. Sobran excusas para seguir, sobran motivos para parar.
Tablero eterno de la vida, tan eternos como esos miedos internos.
Toca mover ficha, es tu turno y es ahora. Caen los peones, se derrumban las torres, muerte a la reina y jaque mate al rey.
El futuro es tuyo. A por ello.