Las tonalidades del infinito se confunden y se cortan en una línea invisible que divide lo divino de lo humano, lo celestial de lo marino, el algodón de azúcar de lo salado.
Dos palos encontrados en un viejo embarcadero, una maroma y la destreza del que lleva anudando su vida con los retales encontrados distinguiéndose de la mayoría por su elegancia y saber estar y…
Tardes eternas de soledad con el vaivén del columpio y mis pies descalzos mojados por el movimiento contrapuesto de las olas que van y vienen, vienen y van, como mi mente, que se halla y se dispersa, se encuentra y se pierde en batallitas en aquellas playas paradisíacas cuando de chavalote, jugaba a ser lo que hoy en día soy, tonteaba a ser espadachín de madera, corsario plásticos romos y pirata con parche y dos ojos siempre bien abiertos que no perdían detalle.
Hoy, ese niño le diría al yo mayor que el camino iniciado ha seguido una buena trazada , a unos nudos considerables y el número de conquistas se cuentan por centenas.
Hoy, el yo actual le diría a aquel niño, más grumete que pirata, que no pierda esa ilusión, que luche por sus principios que el día de mañana todo repercute. Y que no pierda esa mirada viva, esa hiperactividad controlada que se descontrola ilusionante y siga pisando firme en dunas difíciles.
Mientras, seguiremos los dos disfrutando del vaivén del viejo columpio…
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