
El Benito Villamarín se vestía de gala para recibir una nueva noche europea. 51,000 aficionados llenaban las gradas con la esperanza de ver al Real Betis Balompié sellar su pase con autoridad ante un rival, en teoría, inferior como el KAA Gent. Pero lo que debía ser una fiesta terminó en frustración.
El equipo de Pellegrini comenzó con intensidad, llevando peligro desde los primeros compases. Ez Abde y Chimy Ávila generaban ocasiones, y un cabezazo del marroquí obligó a Roef a estirarse para evitar el primero. El dominio verdiblanco era absoluto, pero el problema de siempre apareció: la falta de puntería.
Con el paso de los minutos, el empuje del Betis se frenó y el Gent, sin hacer mucho, encontró espacios. Aún así, los belgas no inquietaron la portería de Vieites. La segunda parte arrancó con cambios, pensando ya en el duelo contra Getafe. La entrada de Isco mejoró el juego, pero no la pegada.
Vitor Roque tuvo la más clara, pero su mala relación con el gol quedó en evidencia cuando perdió un mano a mano ante Torunarigha. Para colmo, el brasileño terminó expulsado tras un pisotón revisado en el VAR. Con uno menos, el Betis se tambaleó y, en el minuto 88, Archie Brown castigó la inoperancia verdiblanca con un zurdazo que silenció el estadio.
El Betis avanzó a octavos de Conference League, pero la sensación fue de decepción. Lo que parecía una eliminatoria cómoda acabó con una derrota que deja muchas dudas antes de visitar Getafe.




