
El trinar de las aves alegraban cada mañana, la dicha de poder sentarnos en la banca y mirarlos saltar de rama en rama, no tenía precio.
El color amarillo de las flores, hacía una perfecta alfombra en el piso del patrio trasero y aunque la brisa arreciara y dejara caer muchas de ellas, el árbol seguía viéndose regio.
Manuela Sánchez
Recuerdo el patio trasero de la casa de mis abuelos donde estaban los columpios que nos llevaban a las nubes y crecía la higuera que guardaba nuestros secretos del primer cigarrillo y el primer beso. Colgar el cartel de se vende ha sido una traición a nuestra infancia y juventud.
Calila
En mi recuerdo, solo faltas tú.
Ángel Salgado I
Los días de abandono temporal,
la lluvia, mi patio y pensar en mí.
Convertir mi tiempo personal
en recuerdos de lo que viví.
Ángel Salgado II
No hay agua para tantos árboles, ni patio para tantas hojas…
Ángel Salgado III
El patio trasero de aquella casa tenía algo especial, algo que me trasladaba a mi infancia correteando por el Parque de María Luisa con aquel balón de reglamento. Quizás fuera el banco, donde me sentaba a divagar. Quizás las flores que caían a su alrededor me recordaban a la primavera sevillana, cubriendo el suelo de un amarillo nostálgico. Allí, entre páginas del pasado y silencios, el tiempo parecía detenerse mientras escribía su presente.
Nemesio Laverde
Un viejo banco, palmeras, flores y paz. Un rayo de sol que acaricie nuestra cara y un botellín helado al lado y pare usted de contar.
Juanma García
I
Las páginas crujían suavemente entre sus dedos mientras las flores caían como un susurro sobre el patio. El sol filtraba su luz entre las ramas, y cada palabra leída parecía flotar en el aire, efímera y dorada.
II
Aquel banco sostenía sus tardes de lectura. Sobre él caían las flores amarillas, cubriéndolo de historias y silencios. Con cada página vuelta, el banco respiraba con ella, cómplice eterno de sus sueños.
III
Páginas abiertas al sol,
Arropadas por la brisa,
Tiempo que en calma desliza,
Ideas fluyen sin control,
Oscilando en suave risa.
Anita

Fotografía de Manuela Sánchez