
En la vastedad de la simbología andaluza, hay un emblema que pocos recuerdan pero que, en su momento, representó una visión radical de Andalucía: la estrella roja tartésica de ocho puntas. Fue uno de los símbolos del nacionalismo andaluz más contestatario en la segunda mitad del siglo XX, pero su historia es tan breve como intensa.
Orígenes y Significado
La estrella de ocho puntas tiene raíces profundas en la cultura tartésica, la civilización que floreció en el suroeste de la Península Ibérica entre los siglos IX y VI a.C. Se ha encontrado en restos arqueológicos y representaciones artísticas de la época, lo que la convierte en un símbolo ancestral del territorio andaluz. Su forma geométrica se relaciona con el sol, la prosperidad y la continuidad del tiempo.
Sin embargo, su transformación en un símbolo político vino siglos después. A mediados del siglo XX, ciertos sectores del nacionalismo andaluz vieron en la estrella tartésica una manera de conectar con una identidad andaluza previa a la dominación castellana, anterior incluso a la época islámica. Al teñirla de rojo, añadieron un matiz revolucionario: la lucha de clases y el anhelo de una Andalucía soberana y socialista.
La Bandera del Nacionalismo Andaluz Revolucionario
En los años 70 y 80, cuando los movimientos autonomistas y nacionalistas andaluces tomaban fuerza, distintas corrientes dentro del andalucismo reivindicaban símbolos propios. La bandera verde y blanca de Blas Infante ya era un referente, pero algunos grupos más radicales quisieron añadirle un emblema que representara su visión de una Andalucía más combativa y de ruptura con el orden establecido.
Fue en ese contexto donde surgió la estrella roja tartésica de ocho puntas. Apareció en pancartas, publicaciones clandestinas y banderas en manifestaciones. Para sus defensores, no solo era un símbolo de resistencia frente al centralismo del Estado español, sino también un guiño a las luchas obreras y campesinas de Andalucía.
Origen del Nombre “Arbonaida”
La palabra “arbonaida” proviene, según algunas teorías, del árabe andalusí, en referencia a lo blanco y verde, los colores que históricamente se han vinculado a Al-Ándalus y que fueron rescatados por Blas Infante, el padre de la patria andaluza, cuando diseñó la bandera en el siglo XX. Dicen que se inspiró en antiguas enseñas de la dinastía almohade y en los estandartes que, según algunos relatos históricos, usaban los andalusíes en su lucha contra los cristianos en el siglo XIII.
Significado de la Bandera
Verde: Representa la esperanza, pero también la herencia islámica de Andalucía, ya que el verde es un color asociado al Islam y a Al-Ándalus.
Blanco: Simboliza la paz y la convivencia entre culturas.
Verde (segunda franja): Puede entenderse como la continuidad de la esperanza en el futuro.
Declive y Olvido
Con el paso de los años, la estrella roja tartésica fue perdiendo presencia. La transición política española y el reconocimiento de la autonomía andaluza hicieron que muchas de las reivindicaciones más radicales perdieran fuerza. La izquierda andaluza se diluyó en estructuras políticas más amplias, y la simbología más contestataria quedó relegada a la marginalidad.
Hoy en día, la estrella tartésica roja sigue siendo un vestigio casi olvidado de un periodo de efervescencia política en Andalucía. Aunque algunos colectivos y estudiosos del nacionalismo andaluz la rescatan de vez en cuando, su presencia es testimonial. La historia, sin embargo, nos recuerda que fue, por un tiempo, un símbolo de un sueño andaluz que iba más allá de la autonomía: el de una Andalucía libre, roja y tartésica.