
No cabe otra, Sevilla. Cuando te paseo, te respiro y siento, podría decir que formé parte de tu loco hechizo. Ese en el que sigo placenteramente inmersa. Donde la magia fluye sin más, cual mágico sueño sin despertar…
Patricia Delgado
Todos estábamos de acuerdo en que la tía Ágata con su sombrero en pico y sus medias de colores era peculiar, pero no todos creíamos en sus poderes. Que yo aprobara matemáticas gracias a un hechizo suyo, nos hizo cambiar de opinión. Eso sí era magia de la buena.
Calila
i
Meditando…
Al verla por primera vez, Sevilla te atrapa sin prisa, como un suspiro profundo entre azahares y adoquines plateados. Sus callejones, llenos de historia y promesas cumplidas, tejen un hechizo inimaginable. No es un impacto, sino un lento desvelo: belleza serena, inevitable, que se queda para siempre en la memoria.
ii
Meditando…
Siento envidia del turista que te pisa por primera vez, que se pierde por el Barrio Santa Cruz, que no llega a Las Setas estando sentado en los escalones de la Catedral. Incluso, cuando un cochero te aburre con su palabrería y te estafan por una pequeña botella de agua.
Nemesio Laverde
I
El hechizo que te ata, que te explota el cerebro con la sinrazón y el corazón con el amor. Esa primera vez que ves a tu hija. Esa.
II
¿Puede haber un hechizo más puro que una sonrisa inocente?
¿Puede haber un hechizo más puro que una mirada profunda en la que perderte para siempre?
¿Puede haberlo?
III
Tiene que ser un hechizo porque estás tan tranquilo en el coche, en casa o paseando a tu perro y de buenas a primeras: Somos Las Ra tatá tatá tatá… somos las ratatatá ratatatá…
Juanma García
Su mirada era penetrante, no podía dejar de pensarle, cada noche al dormir veía de nuevo esos ojos que escarbaban mi alma, era como si algún tipo de hechizo me había poseído, caí en un embrujo y solo en su presencia era feliz.
Manuela Sánchez
Una simple mirada para quedarme, de ti, prendado.
Ángel Salgado I
Uno a uno, todos los ingredientes se añaden al caldero. La importancia del orden y las cantidades exactas. El mimo intacto, el detalle improvisado por la experiencia y el saber darle el sabor «de toda la vida».
Echo de menos esos platos, echo de menos tus guisos cargados en bolsas antiguas de la compra recorriendo Sevilla, casa a casa, en autobuses de línea.
Ángel Salgado II
«¿Que pasaría si nada hubiera pasado?», surgió por su cabeza, mientras él mismo se respondía.
«Pero si solo un loco, perdido en una mágica isla, se dio cuenta de aquello… y ni la luna más llena, ni un alquimista disfrazado de filósofo consiguieron mantener aquel hechizo más de lo que ella quiso, ya nada tenía sentido».
Ángel Salgado III
I
Sus palabras no eran conjuros, pero obraban magia: rompían cadenas visibles e invisibles, despertaban voces aletargadas. No necesitó varita, solo verdad. Y así, con cada sílaba, tejió libertad en cada rincón silenciado.
II
En el corazón del bosque, la chamán alzaba su voz. No llevaba corona, sino sabiduría ancestral. Sus manos sanaban, sus sueños guiaban. No mandaba con fuerza, sino con el poder indomable de ser mujer y sabia.
III
Heura, eternidad y protección
Encanto infinito de amor
Conjuros que llegan al alma
Haz de luz que penetra nuestro corazón
Ilusión desmedida en la vida
Zenit de nuestra existencia.
Oculto para la gran mayoría…
Anita