Vallecas, lunes por la noche y los corazones sevillistas a ritmo de final de Europa League. No, no exagero, los tres puntos eran más que fundamentales, vitales.
Quique Sánchez Flores llegaba con las polémicas de Rafa Mir y Januzaj a cuestas por la convocatoria de ambos después de la rajada monumental en rueda de prensa el día antes.
Regresaba En Nesyri y con las bajas de Nianzou, Sergio Ramos y Kike Salas en defensa y Suso en el centro del campo, disponía el siguiente once:
Nyland, Navas, Bade, Marcao, Acuña, Soumare, Agoumé, Sow, Ocampos, En Nesyri e Isaac Romero.
No nos vamos a engañar, lo que hay es lo que hay y está como está. El encuentro no fue un espectáculo ni nadie lo pretende a estas alturas de temporada. La clave diferenciadora con otros encuentros radica en que Youssef En Nesyri ha acertado dos veces de cara a gol y que el Rayo es un equipo del montón. Nyland lo podemos meter en las claves de la victoria pero no por paradas para el recuerdo y sí por no dejar jugar a Dmitrovic.
Del encuentro destacar el empuje de Acuña, las ganas infinitas de triunfar de Isaac que sin marcar, sigue mostrándose como un nueve muy necesario, Agoumé que sin alardes, hace mejor a Soumare que tampoco es Keita pero está por todos lados y la segunda parte de Bade que entró tarde al partido pero fue vital en los segundos 45 minutos.
El gol del Rayo lo anotaba Isi Palazón a la media hora que servía de empate.
Tres puntos, balón increíble de oxígeno, 20 puntos en la clasificación igualados con Celta y Mallorca y distanciándonos en tres del Cádiz que con 17 marca la línea roja del descenso.
Tres puntos y llega el Tourmalet…