Podríamos concluir con el título lo que acaba de pasar y todos en Sevilla y todos en España e incluso todos, en la Europa futbolera entenderían a la perfección lo que queremos decir. Pero seremos más “detallistas” y nos dejaremos llevar por un ataque de realidad para seguir redactando este escrito que para nada será una crónica al uso y sí, una descripción de una cruda realidad. Su cruda realidad.
Jugaba nuestro Sevilla FC en feudo contrario y saltaba al terreno de juego sin sorpresas, con Montiel sustituyendo al lesionado Navas, con Lamela por Suso y con el centro del campo más usado por Julen Lopetegui y desde el segundo uno se vio la excesiva superioridad de un equipo frente al otro.
Las ocasiones caían una tras otra, una tras otra y el dominio, la posesión (74%)… un baño en toda regla. Y ya en el minuto 55, un trallazo de Acuña se colaba por la escuadra para empezar a poner el marcador en ventaja.
Las ocasiones seguían cayendo en los pies de Ocampos, Rafa Mir donde ninguno acertaba a rematar a portería los centros de un y buen Montiel que ayer demostró ser el lateral que todos esperábamos. Hasta que en uno de estos, al tratar la llegada de uno de los nuestros, Bellerin mete el Segundo en propia puerta y la grada, como siempre, se fue quedando desierta.
0-2, a un punto del líder y a seguir sumando de tres en tres como estamos acostumbrados.
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