En este mundo de charco y desierto en el que os tocó vivir, las suposiciones se hacen fuerte bajo el prisma poco minucioso que usáis para lo mismo.
Adentrarse en las profundidades os otorgaría sabiduría, y la sabiduría es poder. Poder…
Vivís bajo el entoldado de las suposiciones. Supongo por aquí, supongo por allá y nadie se molesta en analizar comportamientos, miradas, movimientos, situaciones,…
Vivís bajo la tibieza del “parece…” cuando la idoneidad está en el “es…”.

Suponemos, suponéis, mejor dicho, qué tal y qué cuál es buena o mala persona sin indagar, sin conocer, con conjugar los verbos que llevaron a Indiana Jones a ser lo que es.
¡Dejad las suposiciones! Recordáis a ciertos profesores de física que, para poder explicar modelos básicos, suponen y suponen y suponen hasta que lo integral se convierte en la constante en que paseáis por la vida.
Os invito a la experiencia de conocer, sentir, disfrutar, sufrir y hacedlo sin suposiciones, sin superficialidades. Si duele, duele,… pero con la verdad por bandera.
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