
El Villamarín vivió una noche para el recuerdo. El Real Betis se clasificó, por primera vez en su historia, a las semifinales de una competición europea tras eliminar al Jagiellonia polaco con un empate (1-1) en el partido de vuelta, que supo a gloria. La Conference League sigue teñida de verdiblanco.
Con la ventaja de la ida en el bolsillo, el equipo de Pellegrini salió al campo con las ideas claras: control del balón, serenidad y sin regalar nada. El Betis dominó el juego de principio a fin, marcando el ritmo ante un rival que apenas podía salir de su campo.
Tras una primera mitad sin goles, pero con el Betis claramente por encima, fue en la segunda parte cuando el técnico chileno movió el banquillo con acierto: Cardoso, Isco y Ruibal saltaron al campo para darle frescura y dinamismo al equipo, y pronto se notaron los efectos. En una jugada bien trenzada y asistencia de Ruibal, llegó el premio: Cedric Bakambu, siempre en el sitio justo, definió con calma para poner el 1-0 que encarrilaba la clasificación.
Cuando el Villamarín ya saboreaba la victoria, un error defensivo aislado permitió al Jagiellonia empatar el partido. Pero ni eso fue suficiente para poner nervioso al Betis, que supo jugar los últimos minutos con oficio y madurez. Le bajaron el pulso al partido, tocaron con inteligencia y evitaron cualquier atisbo de reacción rival.
El pitido final desató la locura. El Betis está entre los cuatro mejores de la Conference League y lo ha hecho a base de fútbol y carácter. La afición verdiblanca celebró a lo grande un momento histórico. Ahora, en semifinales, les espera la Fiorentina. Europa sigue escuchando el nombre del Betis… y esto aún no ha terminado.
