
Podría empezar esta crónica diciendo que si Lukebakio en vez de rematar al muñeco, si Suso no hubiera intentado meterla por la escuadra o si Isaac… hubiéramos ganado, pero no.
Tu/mi/nuestro Sevilla está muerto.
Y lo está porque los que lo gestionan lo están matando. Todo lo demás es fanatismo de un sevillista de corazón que no quiere ver la realidad.
Algunos cambios en la alineación, debut de Ramón Martínez, ilusiones por lo que representa el que se acaba de, volver, a sentar en el banquillo y poco más.
Se adelantaba el Sevilla con gol de Peque de cabeza tras centro de Agoumé en el minuto 12 y volvía «la paz».
En el minuto 20 cuando se esperaba la gran revuelta contra la directiva, todo de acabó. Una farsa. Algunos billetes volando, unos cánticos y vuelta a la realidad. Y eso que no había entradas para el derbi de por medio.
Al borde del descanso, cuando no de debía de jugar, saque de banda para el Alavés, centro al area y gol del mejor delantero del mundo…contra el Sevilla.
La segunda parte, tras un cambio sinsentido de Caparrós, Ejuke por un un exfutbolista Saúl, se tradujo en fútbol control del Alavés, sin crear demasiado peligro. Entraron Suso y Sow por Agoumé, que estaba siendo el mejor, y por un perdido Isaac. Mejoró el equipo y…
Pudimos ganar, sí. Si Lukebakio y Suso hubieran hecho lo que hacen en los videos de las redes sociales, pero no lo hicieron cuando había que hacerlo.
Al final un empate que sabe a desastre porque huele a mediocridad y una afición que ya se ha cansado de criticar donde solo duele, en el campo.
Siguen los malos tiempos, nos gobiernan los mismos y hay que recordar que Batman fue un justiciero, que, aunque hizo el bien, no siempre pudo evitar el desastre.
Ojalá, el tiempo, que es el único justiciero real, no haga que una buena persona pague los platos rotos.
Quedan seis finales más…

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